29 de agosto de 2012

La profesionalización de la izquierda mexicana: una asignatura pendiente

No construir un nuevo orden implica necesariamente recursar el pasado. Así como la elección presidencial del 2006 no la perdió la izquierda en el 2006, sino en el 2003 cuando decidió no participar en el nombramiento de consejeros del IFE; similarmente, la del 2012 comenzó a perderla en el 2007, cuando no colocó consejeros que la fortalecieran. Primer error. Las irregularidades del proceso electoral del 2012 afectaron comparativamente más a la izquierda: compra del voto; actos de campaña anticipada; rebase de los topes de gastos de campaña; entre otras. Sin embargo, estas irregularidades no se sancionaron en buena parte porque la izquierda carece de aliados efectivos dentro de los órganos electorales y el Poder Judicial. De esto quedan las siguientes preguntas: si esta situación era de esperarse cuando se prepararon las reformas al IFE de 2003 y de 2007, ¿por qué la izquierda no propuso otras alternativas a la reforma, si sabía que ello le iba a impedir de facto llegar a la presidencia de la república? Si el 2006 demostró lo difícil que era luchar teniendo un árbitro parcial, ¿por qué las bancadas perredistas 2006-2009 y 2009-2012 en ambas cámaras no pugnaron por una reestructuración ciudadana del IFE? Segundo error. Ante todo lo anterior, la respuesta de la izquierda mexicana ha sido insuficientemente profesional. Tanto en la preparación de una estrategia para reformar al IFE, así como para la defensa de la elección presidencial de 2006 y ahora de la de 2012, donde ha habido una ausencia de efectividad. Además de contar con un árbitro predispuesto en contra, al revisar los argumentos de las impugnaciones tanto de esta como de la anterior elección presidencial se notan desorganización de los alegatos, carencia de elementos de prueba claramente vinculantes, demostración de pruebas con claras relaciones causa-efecto y, en general; prevaleciendo la cantidad sobre la calidad de los argumentos. Tercer error. Aunque es obvio que el ejercicio del gobierno federal facilita la formación de cuadros profesionales para la defensa de cualquier causa partidista –y que el PRD no ha tenido este ejercicio-, era también de esperarse que la ausencia de estos cuadros iba a ser notable en una controversia a tan alto nivel como esta. Me pregunto sin embargo ¿dónde están los grandes abogados del gobierno del Distrito Federal –que claro que los tiene- y de otros estados gobernados o co-gobernados por partidos de izquierda? ¿Es que el apoyo de Marcelo Ebrard era sólo político pero no abarcaba la esfera técnica? ¿O es acaso que la defensa de la elección se reservó al círculo de confianza de Andrés Manuel, muy limitado a Monreal? Cuarto error. En todo caso, esto demanda una revisión detallada de la integración y, más importante aún, del funcionamiento de los cuadros profesionales de la izquierda mexicana. Estos dos puntos siguen presentes; y lo seguirán indefinidamente; haciendo que en el 2018 se repita la misma historia. Si se quiere cambiar esta repetida historia, es hoy cuando deben hacerse los cambios pertinentes.