14 de noviembre de 2013

Las reformas estructurales en México

Mi postura sobre las reformas "estructurales" en México: la incredulidad. Para que cualquier reforma tuviera éxito se necesitaría antes de un nueva moral de las personas que poblamos este país, pero eso no va a suceder en al menos treinta años ya que esta depende del grado de conciencia humana de sus habitantes. Creo que ya no importa si se hacen o no reformas, porque el tejido social y la clase política están ya tan corrompidos que, por buena que fuera una reforma, en la práctica se pervierte y desvirtúa. En la reforma educativa ya puedo ver el mercado negro de exámenes y palancazos; en la energética ya veo a los funcionarios de PEMEX y SENER vendiendo al diezmo los contratos; en la fiscal seguirán los financiadores de la campaña de EPN excentos de tributar, el gasto público a niveles sub-óptimos, despilfarro de recursos en programas desviados, usados para financiar campañas y pagar complicidades; en la reforma política ya puedo ver otra vez a los consejeros electorales funcionando en la práctica como empleados de las dirigencias de los partidos. El nuestro es un problema moral muy profundo.