(Reproducido de mi columna en el Diario Contrapoder del 24 de abril de 2014)
Por su censura a Internet, las leyes secundarias de 
telecomunicaciones propuestas por el presidente Enrique Peña Nieto 
contravienen la Resolución 68/167 Adoptada por la Asamblea General de la
 Organización de las Naciones Unidas (ONU), así como la Resolución 
20/L.13 del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas sobre la 
Promoción, protección y disfrute de los derechos humanos en Internet.
Aunque por una parte, este tipo de resoluciones de Naciones Unidas 
tienen un carácter no vinculante; por otra parte la práctica de un 
Estado Miembro de la ONU como México en sentido contrario a estas 
resoluciones constituye una práctica opuesta a la Carta de las Naciones Unidas. Lo
 anterior es aún más relevante si se considera que México es un Estado 
Miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Así entonces, la adopción de medidas como las contenidas en la 
legislación secundaria de telecomunicaciones del Ejecutivo Federal 
constituyen una falta al tradicional respeto de México por el 
multilateralismo.
La sociedad civil está manifestándose por diversos medios para 
oponerse a estas medidas, así como, entre otras, a las medidas de 
favoritismo al duopolio televisivo.
Si el gobierno federal logra 
imponerse haciendo pasar esta legislación, dispondrá ahora de todo el 
poder, pues su estrategia parece ser, en este orden: i) Recompensar por 
anticipado a Televisa y TV Azteca por apoyo para lo que viene; ii) 
Impedir fuga de información por las redes sociales (censurando 
Internet), y, su fin verdadero; iii) Disponer a discrecionalidad de las 
utilidades de la producción de petróleo y gas natural, tal como está 
previsto en la reforma energética.
Lo anterior sería imposible de lograr
 sin los puntos i) y ii), pues sólo la movilización social organizada 
desde todos los medios es lo único que podría frenarlo.
 
