16 de marzo de 2016

EL SÍNDROME DE ESTOCOLMO MEXICANO

Hoy México no puede darse el lujo siquiera de debatir si vamos a la izquierda o a la derecha. México necesita antes desmantelar la actual dictadura, refundar al Estado e implementar una República democrática. El error fundamental de la actual resistencia mexicana –término con el que describo a quienes se oponen a la actual dictadura- es que se conforman con divergir y no dan el paso a la ruptura con la dictadura.
El Estado es un conjunto de instituciones que poseen la autoridad para establecer las normas que regulan una sociedad y son soberanas tanto interna como externamente sobre un territorio determinado. Antes del Estado, las sociedades vivían en lo que Thomas Hobbes llamó el estado natural. El estado natural es aquel donde priva la Ley del más fuerte.
En el amplio sentido del término, hoy México carece de Estado: nuevamente está volviendo a privar la Ley del más fuerte en un triste retorno al salvajismo a la vez que la soberanía nacional se ha perdido. Por eso necesitamos volver a fundar el Estado mexicano. Hay quienes, más fundamentalmente, opinan que en realidad nunca se fundó Estado mexicano alguno. Sin embargo, es posible que la República Restaurada (1867-1876) haya sido acaso el único período de la historia de México en que hubo un Estado en toda la extensión del término. No obstante, sería un anacronismo re-restaurar un Estado basado en la forma de gobierno republicano Juarista. En su momento, Juárez consideró conveniente aliarse con los Estados Unidos de América (EUA) para ganar soberanía al alejarnos del recurrente intento de dominación europea; adoptar un federalismo, un bicamarismo y un presidencialismo parecido al de ellos, entre otras características que, más mímicas que adecuadas, al cabo de poco tiempo, demostraron su inadecuación.
La actual forma de gobierno en México es una dictadura presidencialista con enclaves de salvajismo y bajo el dominio de un imperio en decadencia. En su lugar, debemos fundar una República democrática participativa, con estado pleno de derecho, con una soberanía absoluta.
¿Por qué necesitamos fundar una República democrática? Pretender reducir el antagonismo de clases –objetivo de las democracias republicanas–, es, aparentemente, oponerle una fuerza artificial a la humanidad. Ortega y Gasset considera la democracia como el artificio más anti-natural de la civilización ya que, desde una óptica darwiniana de selección natural, la democracia crea mecanismos para impedir que los más fuertes siempre ganen, posibilitando la existencia de los más débiles a pesar de su tendencia natural a perecer. ¿Es entonces la democracia un sistema que desacelera la trayectoria evolutiva de la raza humana –en el camino al superhombre nietzscheano–, en tanto que obliga a ésta a cargar con el lastre de los más débiles? Parece que no.
La selección natural no premia precisamente al individuo más apto de la especie, sino a aquel cuyo comportamiento maximiza las probabilidades de éxito de la especie en su conjunto en el largo plazo. De ello presenta clara evidencia empírica la teoría genética evolutiva contemporánea, señalando que los genes del tipo de individuos que se comportan en beneficio de la especie en su conjunto, tienden a transmitirse más frecuentemente que los de aquellos que se comportan de otros modos.
Desde Pericles hasta nuestros días podemos observar que la instauración de dictaduras y democracias es cíclica. Las sociedades son inequívocamente aristocráticas y tienden a estratificarse de manera natural –lo que hace a las democracias republicanas tan vulnerables. Un simple hueco dejado por los sectores económicamente más débiles jamás lo desperdicia un fuerte. Aún con ello, el riesgo no consiste solamente en que los grupos económicos más poderosos instauren una monarquía, consiste más bien en la poca capacidad de análisis económico y político de largo plazo que tienen esos grupos, tendiendo a acumular la riqueza y de ahí el poder hasta el punto de asfixiar el poder adquisitivo generalizado y la libertad, ampliando la brecha de demanda de la economía y generando mayor polarización, punto de arranque de las grandes depresiones que terminan por golpear a las élites mismas.
La República de la antigua Roma es destituida por la dictadura, pero –para sorpresa de la retórica de Cicerón– logra devenir en imperio gracias a su superioridad tecnológica e institucional relativa a otras sociedades de la época. Similar al de egipcios, aztecas y todo imperio, el financiamiento tanto para las élites del imperio romano como para su pueblo se obtiene de la explotación a los pueblos tributarios. Sin embargo, sociedades sin esa fuente externa de explotación, como México, suelen ser reemplazadas por largas dictaduras sangrientas.
En dictaduras como la mexicana surge un particular conflicto moral al interior de la sociedad: el ciudadano que vive bajo una dictadura suele tener la impresión de estar haciendo algo malo. La interdependencia entre cualquier actividad de esa sociedad y la dictadura le genera al ciudadano una sensación de complicidad. Al mismo tiempo se exculpa porque sabe que está siendo obligado a ello y porque cree que su capacidad de organizar una insurgencia exitosa es muy baja.
Al igual que en la Alemania y la Austria nazis, en donde hasta la enfermera y el empleado de correos eran un engrane de la dictadura nacionalsocialista, de alguna manera en México también todos estamos involucrados con la dictadura: muchos reciben el programa Progresa, una beca del CONACYT, trabajan en alguna dependencia de gobierno, han asistido a escuelas y hospitales públicos, etc.
A la mayoría le es difícil discernir los límites entre la dictadura y sus instituciones; entre el colaboracionismo y la resistencia; entre el pacto con el diablo para minimizar los males y lucha sin tregua en su contra. Tal vez por eso no es poco frecuente observar las aparentes contradicciones de defensores de derechos humanos hartos del régimen abogando por víctimas en oficinas de gobierno; o ver a líderes políticos maldecir por los fraudes electorales que grotescamente les ha cometido el gobierno mexicano y que al mismo tiempo militan en un partido. Parece que a todos les tiembla la mano al intentar derrumbar esta dictadura. Lo piensan, lo comentan, lo fraguan pero no lo consuman. Esa indecisión de los grandes líderes sociales mexicanos actuales también está presente en vastos sectores de la sociedad mexicana ¿Tal vez padecen una especie de síndrome de Estocolmo en el que el secuestrado se enamora de su secuestrador? ¿Es indefensión aprendida? ¿O es cooptación sistemática de sus líderes, que uno a uno sucumbe al canto de las sirenas y cae en el mar del presupuesto gubernamental? ¿Es holgazanería del pueblo y sus líderes? ¿O es simple cobardía?
@SergioSaldanaZ

8 de marzo de 2016

México: peón de los EUA en la actual crisis petrolera

Por: Sergio Saldaña Zorrilla, Sin Embargo, 8 marzo 2016

El gobierno mexicano está siendo utilizado para contribuir a sostener el actual bajo precio internacional del petróleo. Desde 2014, con la aprobación de la reforma energética, los Estados Unidos de América (EUA) han tomado el control de los ritmos de producción y exportación de hidrocarburos en México. Aun cuando México es el noveno productor mundial de petróleo, nuestras reservas de hidrocarburos son el dato importante para influir en la cotización internacional del petróleo, pues modifica expectativas a mediano y largo plazo.

En los hechos, las reservas mundiales de crudo probadas son una incógnita, pues cada país publica el volumen de reservas que quiere que los demás países sepan que posee. Sin embargo, para los EUA las reservas de México han dejado de ser una incógnita. Si visualizamos el mercado mundial de crudo como una mesa de póker donde cada país productor es un jugador que esconde muy bien sus cartas, México aparece mostrando sus cartas a su vecino, otorgándole información que lo colocan por encima de los demás jugadores, información con la que mueve el juego a su entero beneficio.

Mantener un precio bajo del petróleo puede dar mucha popularidad al gobierno de los EUA ante sus ciudadanos, pues es el principal determinante del precio de las gasolinas de un consumidor americano altamente dependiente del uso del automóvil. Por ello, el actual control de los EUA de nuestra política energética es usado, junto con la actual intervención americana en Medio Oriente, para presionar a la baja el precio del petróleo.

El precio del petróleo es quizás el más difícil de analizar para los economistas. Su determinación escapa el simple análisis de oferta y demanda así como del análisis de los ciclos económicos. Su cotización es predominantemente especulativa, internaliza expectativas adaptativas de largo plazo y es altamente sensible a factores políticos globales. Estos tres factores combinados hacen que su determinación sea compleja y su predicción incierta. Aún así, ciertas decisiones políticas del pasado y del presente han logrado empujar su cotización.

La primera crisis del petróleo comenzó el 17 de octubre de 1973. Fue resultado de la decisión de la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo (OAPEC, por sus siglas en inglés) de no exportar más petróleo a los países aliados de Israel durante la guerra del Yom Kippur. Esta medida incluía principalmente a los EUA y a sus aliados de Europa Occidental. La segunda crisis del petróleo ocurrió en 1979 debido a los efectos conjugados de la revolución iraní y de la Guerra Irán-Irak. 

El término crisis de petróleo es generalmente usado para describir altos precios y fuerte escasez de crudo del lado de Europa y los EUA. Sin embargo, para los países productores en vías de desarrollo, como México, el actual bajo precio sostenido del petróleo es también una crisis de petróleo. Esta vez, la crisis es alimentada desde Europa y los EUA.

Por simple abducción, tengo la impresión de que existe una sincronización perfecta entre la aprobación final de la reforma energética en México y el inicio del avance del Estado Islámico sobre vastas zonas de Siria tomando el control de grandes campos petroleros. Ambas cosas ocurrieron simultáneamente en el mes de agosto de 2014. A partir de ese mes inicia la estrepitosa caída del precio internacional del petróleo, como puede observarse en el siguiente Gráfico.


Existe abrumadora evidencia del apoyo de los EUA al Estado Islámico. Incluso cuando los EUA declaran que están apoyando rebeldes para que ataquen al Estado Islámico, parece ser que estos supuestos ataques nunca son reales y que más bien se trata del envío de refuerzos para el Estado Islámico (lo cual ha sido señalado por el propio Vladimir Putin). Véase en el Gráfico la interrupción de la recuperación del precio del petróleo de mayo de 2015, mes en que los EUA inician el apoyo a los supuestos rebeldes sirios.

Es también un dato de conocimiento público mundial el hecho de que el Estado Islámico ha tomado el control de la producción petrolera en las zonas que ocupa, contribuyendo así a inundar aún más el mercado mundial con una sobreoferta petrolera.

Así pues, tanto la apropiación de la política energética mexicana como la disposición de buena parte del crudo sirio por parte de los EUA son factores que nos ayudan a entender el porqué de esta crisis petrolera, principalmente inducida.

La trampa para la economía mexicana es perfecta y ya ha caído en ella: al desplomarse los ingresos públicos petroleros, el gobierno mexicano está teniendo que compensar recurriendo al actual dramático aumento de la deuda pública (tanto externa como, principalmente, interna). 

Sólo un cambio radical de gobierno en México que construya nuevas alianzas geopolíticas podría sacarnos de esta trampa.

@SergioSaldanaZ

5 de marzo de 2016

EL DESMANTELAMIENTO DE PEMEX

Sergio O. Saldaña Zorrilla, Sin Embargo, 23 febrero 2016

México carece de una política de Estado. Una política de Estado es un conjunto de normas generales avaladas por el más alto nivel de conducción política del Estado como resultado de un amplio consenso social del país para que el Estado realice sus fines superiores con un horizonte estable y permanente en el tiempo. En lugar de ello, el destino del país hoy está a merced de un grupo de políticos desprestigiados que firmaron el Pacto por México, así como de un mediocre Plan Nacional de Desarrollo.

El Pacto por México de 2012 fue tan sólo un acuerdo sexenal de simulación democrática para repartirse el presupuesto público entre las cúpulas de tres partidos políticos (PRI, PAN y PRD); mientras que el Plan Nacional de Desarrollo es un listado de ocurrencias cortoplacistas de un grupo de improvisadores.

En consecuencia, hoy México carece de: i) un consenso social real; ii) congruencia entre los fines del Estado mexicano y las acciones de gobierno; iii) una articulación de políticas públicas de largo alcance, y; iv) altura de miras en el ejercicio del poder público.

Como en toda la administración pública mexicana, en materia energética también vamos a la deriva. La economía mexicana ha entrado en una crisis y, de continuar el actual bajo nivel de aprovechamiento gubernamental de los hidrocarburos propiedad de la nación, esta crisis se profundizará.

La producción petrolera del país se ha ido reduciendo drásticamente durante los últimos tres años y la recientemente aprobada Reforma Energética carece de elementos que nos permitan suponer recuperación alguna. En términos fiscales la situación no es mejor, pues los actuales esquemas contractuales para la asignación a particulares de bloques de exploración y producción de hidrocarburos no son los adecuados para la maximización de la renta petrolera por parte del Estado mexicano.

Es de una irresponsabilidad imperdonable que al día de hoy ni la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), ni la Secretaría de Energía (SENER), ni Petróleos Mexicanos (Pemex) han publicado estudio serio alguno que nos permita tener la certeza de que la Ronda Cero era económicamente óptima para Pemex dadas sus capacidades tecnológicas, financieras y de capital humano.

De lo que sí podemos estar seguros, en cambio, es que las regalías, impuestos y beneficios fiscales estipulados en los contratos de asignación a empresas particulares en la Ronda Uno de licitaciones son adversos al Estado mexicano. Lo anterior puede corroborarse con tal sólo hacer un comparativo internacional de las condiciones fiscales con que otros países concesionan la explotación de sus hidrocarburos. Así pues, existe una notable inviabilidad económica del actual esquema de asignaciones a particulares y de los niveles de inversión que está asumiendo Pemex.

La Ronda Uno está siendo un total fracaso para los ingresos públicos de México en tanto que se están asignando contratos a particulares en condiciones muy desventajosas para el fisco mexicano. Los funcionarios públicos encargados de este proceso de asignaciones están conscientes de lo anterior.
La aparente desesperación del Gobierno mexicano por los bajos precios del petróleo está sirviendo de justificación para el malbaratamiento de las asignaciones a particulares: cortina de humo engañabobos que esconde formidables negocios de funcionarios públicos y sus socios.
Así pues, a las autoridades mexicanas en materia energética les planteo las siguientes preguntas de planeación:
  • ¿Cuál debe ser el ritmo adecuado de exploración, producción y comercialización de hidrocarburos en México por parte de Pemex, de empresas particulares y de farmouts dados la volatilidad de los precios internacionales, el debate ambiental entre el uso de combustibles fósiles y energías renovables y el contexto geopolítico del mercado mundial de hidrocarburos?
  • ¿Cuándo deben lanzarse convocatorias para asignaciones a empresas particulares de bloques de hidrocarburos versus cuándo esperar?
  • ¿Cuándo debe exportarse más crudo y gas natural?
  • ¿Cuántos hidrocarburos debe exportar México y cuánto destinar a apoyar el despegue de la industria nacional?
  • ¿Cuántos hidrocarburos debe México retener estratégicamente para usarse en el futuro?
  • ¿Cuál es la programación financiera de corto y de largo plazo del Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo?
  • ¿Cuál debe ser la política de Estado en materia de aprovechamiento de hidrocarburos en México tal que nos permita aprovecharla óptimamente para financiar el desarrollo socioeconómico nacional con equidad?
No van a contestar a una sola de estas preguntas. No tienen interés y lo más probable es que tampoco tengan idea al respecto. No van a contestar porque percibo en ellos un total desprecio a la opinión pública y a la voluntad popular. No van a contestar por su absoluta ausencia de valores nacionalistas. No van a contestar porque tienen prisa en desmantelar Pemex hasta rematar sus instalaciones como fierros viejos.

@SergioSaldanaZ

LA TRADICIÓN ANTIDEMOCRÁTICA MEXICANA

Sergio O. Saldaña Zorrilla, Sin Embargo, 16 febrero 2016

Es difícil saber hacia dónde exactamente se dirige el país. Lo que, en cambio, no es tan difícil de saber es que hoy México no va hacia la construcción de una verdadera democracia, y nuestros actuales órganos electorales no nos están ayudando en nada a construirla.

En México existe una tradición antidemocrática. El suelo que hoy da forma a la República Mexicana nunca ha sido democrático. No lo era en tiempos de las civilizaciones precolombinas. Aunque estas, unas más que otras, destacaban en las ciencias, las artes y en su organización social, estaban erigidas sobre un orden jerárquico y autoritario. Ello ayuda a comprender por qué la Conquista fue relativamente sencilla para la corona española. El hábito al orden jerárquico de los pobladores de estas regiones muy probablemente haya facilitado la adopción de un nuevo orden. Ambos bloques de culturas tenían en común el hábito a los órdenes jerárquicos, autoritarios: del Huey Tlatoani y del rey; de la clase sacerdotal y de la Iglesia católica; de la penitencia y de la ofrenda.

Al cabo del siglo XVII, ambas tradiciones jerárquicas se habían prácticamente acoplado. España integró a criollos y, en menor medida, mestizos a la vida española, concediéndoles un trato jurídico y económico de iguales respecto de los habitantes de los reinos de España; a los indígenas, por su parte, los asimiló por medio de la evangelización y la encomienda.

Ahora bien, el Siglo XIX, desde la independencia hasta el Porfiriato, está dominado de un empuje popular cuya agenda contempla la igualdad, la libertad y la democracia. Sin embargo, ese empuje popular no logra la organización de la sociedad desde sus bases. Si bien el inicio de los movimientos armados del Siglo XIX está protagonizado por una pluralidad de clases, las clases populares quedaron fuera de los respectivos acuerdos de paz: igual los que se reunieron la madrugada del 16 de septiembre de 1810 con un estandarte de la Guadalupana; los que marcharon con Morelos al sacrificio; o hasta los indígenas que durante el mandato de Santa Ana incluso llegaron a levantarse defendiendo posturas conservadoras. Lo que al final lograron esos movimientos fue un reacomodo entre élites. Así, la implementación de la democracia y la integración de los grupos marginados al poder siguieron posponiéndose.

Durante el Porfiriato, la apuesta de Porfirio Díaz y sus científicos era clara y entendible: el progreso como condición a la democratización; creía que primero se tenía que realizar una acumulación de capital considerable antes de empezar a redistribuir y sólo después iba a ser posible educar al Pueblo a fin de que la democracia cobrara sentido. El positivismo de la época, la teoría económica clásica y el materialismo dialéctico son interpretaciones complementarias de esa postura. Visto desde el paradigma económico predominante de la época (Marshall, Pigou, etc), el desarrollo económico no puede basarse en la atomización de la propiedad rural ni en la simple producción de materias primas, sino en la concentración de los medios de producción en manos innovadoras.

Así, tierra, trabajo y capital debían alcanzar grandes escalas. Fallidamente, en el Porfiriato ello devino en latifundismo, esclavitud y usura, respectivamente. En su inicio, la apuesta de Díaz tenía no sólo una perfecta lógica, sino probablemente también buenas intenciones. Sin embargo, la propiedad de los medios de producción fue tomada ya sea por hacendados (en uso de su tradición jerárquica), o de anglosajones (abiertamente respaldados por sus potencias). Por ello, Porfirio Díaz poco podía extraerles de solidaridad social hacia el país y la democratización era un proyecto que cada día se posponía más y más.

 Ese tránsito que nunca ocurrió hizo que su proyecto modernizador no sólo se estancara, sino que abortara por completo: tuvo que conformarse con la simple producción de materias primas y administrar la concentración extrema de la riqueza. Esa trenzada estructura de élites del Porfiriato fue principalmente la que le impidió al Estado recaudar los impuestos suficientes para emprender una cruzada educativa y demás mecanismos que cerraran la brecha social. La falta de educación del pueblo mexicano era lo que, en el fondo, motivó a Díaz a considerar que México nunca estuvo listo para la democracia.

La Revolución Mexicana fue protagonizada por el pueblo. Sin embargo, sus líderes fueron asesinados, quedando el país nuevamente en manos de una élite que tampoco quiso la democratización. El gran triunfador de la Revolución Mexicana fue Álvaro Obregón, quien no representaba ideales populares ni mucho menos democratizadores. Así, los gobiernos posteriores a la revolución de 1910, y a pesar de la cruzada vasconcelista, tampoco lograron alcanzar la democracia.

Luego de la Revolución Mexicana, en los pocos enclaves del país en donde la educación logró exitosos resultados a más amplios sectores del pueblo, surgieron demandas democratizadoras genuinas. Gracias a esa difusión educativa, entendieron los procesos revolucionarios del pasado como los escalones hacia la desconcentración del poder y el ascenso más generalizado del pueblo al poder. Ahí, sin embargo, el Estado cooptó o reprimió.

En momentos de la historia como en 1958 con el movimiento ferrocarrilero, en 1968 con el movimiento estudiantil, en 1971 con el movimiento periodista, en 1988 con el Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (FCRN), hemos observado la lucha de un notable sector del pueblo que creyó en la democracia. Similar a la frustración que la contraorden genera en cualquier adiestramiento, una resentida decepción se incubó en los miembros de todos esos movimientos, la cual después se convirtió en pesimismo. Desde los años noventa, quienes demandaban democracia en México más bien ya han bajado los brazos –o se han asimilado dentro de partidos políticos que, como el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), hoy ya sólo sirven de comparsa al gobierno para impedir la democratización del país y montar una farsa democrática ante el Pueblo mexicano y el mundo.

Tomar conciencia de que en México nunca ha habido una democracia real no debe incubar en nosotros el sentimiento fatalista de impotencia para cambiar nuestro destino; estar conscientes de ello debe, en cambio, empujarnos a la pronta construcción de nuestra democracia. Tal vez desde los años noventa, México ha carecido de rectores intelectuales de la democracia (a quienes no debemos confundir con los técnicos que diseñaron el Instituto Federal Electoral, IFE, y demás artefactos institucionales que sólo dan forma y nunca han dado fondo a la democratización).

La democratización de un pueblo no consiste, como ya hemos vivido en este país, en el asignar presupuestos millonarios y una estructura ridículamente aparatosa como la que hoy tienen el Instituto Nacional Electoral (INE) y los tribunales electorales. La democratización consiste en la presión incesante que la sociedad civil debe hacer hoy para derrumbar al actual aparato electoral y reemplazarlo por órganos electorales ciudadanos, austeros e independientes; independientes del gobierno, de partidos políticos, de empresas, de gobiernos extranjeros y de cualquier otra fuerza.

Necesitamos órganos electorales que tengan la independencia y el valor para anular elecciones, cancelar registros de partidos y descalificar candidatos ante pruebas de actos de corrupción, compra y coacción del voto, campañas anticipadas, financiamientos ligados al crimen organizado y al desvío de dinero público (robo) de los gobernadores de los estados y demás crímenes a la voluntad popular. Los órganos electorales actuales son incapaces de actuar en favor de la democratización del país; hoy actúan bajo órdenes del gobierno y de sus acuerdos con los partidos, para consumar así, una y otra vez, el aborto democrático. Estemos claros: los actuales órganos electorales mexicanos tienen secuestrada la democracia y debemos reemplazarlos.

@SergioSaldanaZ

La invalidez del matrimonio Peña-Rivera

Sergio O. Saldaña Zorrilla. Sin Embargo, 9 de febrero de 2016

En su ya cercana visita a México, el Papa Francisco tendrá que tomar decisiones cruciales. Tendrá que decidir entre los intereses del Vaticano y los de Peña Nieto. Una reciente investigación de la revista Proceso y Aristegui Noticias documentó los atropellos que cometió la Arquidiócesis Primada de México, encabezada por el Cardenal Norberto Rivera Carrera, para intentar cancelar la validez del matrimonio por la iglesia contraído entre Angélica Rivera y José Alberto Castro en 2004. Ello con la intención de posibilitar que Angélica Rivera se casara por la iglesia con Enrique Peña Nieto en 2010, lo cual finalmente ocurrió. Sin embargo, jamás se logró cancelar la validez de dicho matrimonio.
En su lugar, el Tribunal de la Arquidiócesis de México canceló una misa que hizo pasar falsamente por el matrimonio en comento. Se trata de una misa celebrada en fecha posterior al matrimonio entre Angélica Rivera y José Alberto Castro para renovar los votos matrimoniales en una playa de Acapulco, la cual fue oficiada por el Padre José Luis Salinas Aranda.

Con la intención de desviar la atención del verdadero matrimonio, el Padre Salinas Aranda fue falsamente acusado y luego injustamente condenado por el Tribunal de la Arquidiócesis de México por supuestamente casar a Angélica Rivera con José Alberto Castro sin tener licencias ministeriales para casar. Como pena, el Padre Salinas Aranda fue expulsado de la Arquidiócesis de México. No obstante, el Padre Salinas Aranda apeló con éxito ante el Vaticano, el cual ordenó la restitución de todos sus derechos, a lo cual la Arquidiócesis Primada de México hizo caso omiso.

Todo este proceso tuvo lugar mientras el Padre Salinas Aranda enfrentaba una lucha contra el cáncer, enfermedad por la que finalmente falleció en 2015. Así, la iglesia anunció falsamente la cancelación de la validez del primer matrimonio de Angélica Rivera para contraer –aquí sí inválidamente- matrimonio con Enrique Peña Nieto. Esto me conduce a pronunciar los siguientes cuestionamientos:
  1. ¿Cuál fue la obsesión de Angélica Rivera y Enrique Peña Nieto que llevaron a movilizar a la más alta jerarquía de la iglesia católica mexicana al punto de falsear hechos y a calumniar hasta su muerte al propio Padre Salinas Aranda?
  2. ¿Creen Enrique Peña y Angélica Rivera que el Pueblo de México es tan católico como para no aceptar a un candidato a Presidente que no esté casado por la Iglesia católica?
  3. ¿Por qué la necedad de construir a toda costa “la boda del año” pagando una multimillonaria propaganda encubierta con, principalmente, Televisa?
  4. ¿Qué recibió a cambio el Cardenal Norberto Rivera por parte de Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera para presionar el montaje de una justicia simulada para cancelar la validez de dicho matrimonio, aún a costa de cometer toda clase de injusticias y violaciones al propio derecho canónico?
  5. ¿Cuánta maldad existe dentro de Enrique Peña, Angélica Rivera y del Cardenal Norberto Rivera como para calumniar al Padre José Luis Salinas Aranda aún cuando era por todos sabido lo avanzado de su cáncer?
  6. ¿Qué tanto contribuyeron a agravar el cáncer del Padre Salinas Aranda los incesantes ataques difamatorios lanzados por el Cardenal Norberto Rivera Carrera en su contra?
  7. ¿Qué tanto son responsables Enrique Peña, Angélica Rivero y Norberto Rivera Carrera por la muerte del Padre Salinas Aranda?
  8. ¿Cuál es la responsabilidad del Papa Francisco por haberse mantenido omiso, callado, ante los injustos ataques proferidos en contra del Padre Salinas Aranda?
  9. ¿Le conviene al Papa Francisco sostener al Cardenal Norberto Rivera Carrera al frente de la iglesia católica en México a pesar del desprestigio de este siniestro personaje en México? De ser así, el Cardenal Norberto Rivera debe representarle al Vaticano una enorme fuente de ingresos, proveniente, sospecho yo, del actual Gobierno federal mexicano (cuando menos). De otra forma, no veo por qué lo sostienen.
  10. ¿Qué negocio es más rentable para el Vaticano: alinearse con Peña Nieto (con los beneficios económicos que ello implique) o limpiar la injustamente pisoteada honra del padre Salinas Aranda (impidiendo así la eventual caída de ingresos por diezmos de los católicos que se sientan agraviados ante este escándalo)?
  11. ¿Qué clase de religión es aquella que da la espalda incluso a su propia curia?
  12. ¿Qué autoridad moral le quedará al Papa y a su Iglesia si se niega a intervenir por las víctimas de la impunidad en México, incluyendo no sólo el caso del Padre Salinas Aranda sino también de los padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa y de las víctimas de curas pederastas?
Aquí mis conclusiones:
  1. Dado que nunca se anuló ni se canceló la validez del matrimonio por la iglesia entre Angélica Rivera y José Alberto Castro, ante la Iglesia Católica ellos siguen casados.
  2. El matrimonio por la Iglesia Católica entre Angélica Rivera y Enrique Peña es inválido.
  3. Existe un total desacato por parte de la Arquidiócesis Primada de México y su Tribual respecto del Vaticano. El Tribunal de la Suprema Signatura Apostólica del Vaticano, al no encontrar elementos en contra del Padre Salinas Aranda, pidió la inmediata restitución del Padre a su ministerio. Sin embargo, esto nunca se realizó.
  4. El Cardenal Norberto Rivera Carrera debe irse y rendir cuentas ante los tribunales canónicos correspondientes.
  5. De no haber consecuencias drásticas por esta serie de atropellos, la Iglesia Católica le estará ratificando al mundo entero que la alta jerarquía de la Iglesia Católica sigue siendo la misma de la Edad Media: al servicio del poder en turno, dispuesta a cometer todo tipo de injusticas, indolente con el pueblo e incluso indiferentes al dolor de sus propios sacerdotes.
@SergioSaldanaZ