25 de diciembre de 2015

TREGUA POR NAVIDAD

Esta noche siento un México exhausto, que ha decidido hacer una tregua por esta navidad. Siento un México harto de otro año más de ofensas por parte de un gobierno corrompido; Siento un México indignado y, aunque muy herido, en pié de guerra. También siento esta noche un México que necesita un respiro, reconfortarse aunque sea sólo por esta noche. No, no les pido la reconciliación ni el perdón. Por el contrario, les pido recobrar fuerzas para retornar con más contundencia.

Sí, a veces se necesita una tregua; hasta los ejércitos de la Segunda Guerra Mundial pararon un instante en esta fecha. Para algunos esta guerra comenzó el 26 de septiembre de 2014; para otros el 1 de diciembre de 2012; para otros el 6 de julio de 2006; para otros el 1 de enero de 1994; y para otros, como yo, nunca ha habido paz. Como sea, estamos en guerra.

Esta nochebuena me uno a la tregua; pero no para bajar la guardia, sino para retomar aliento y reorganizar la estrategia porque el enemigo sigue ahí.

A todos sólo quiero pedirles una cosa: mantengamos la fé. La fé lo puede todo y el poder de Dios es infinito. Esta noche yo le pido con todas mis fuerzas a Dios que nos ayude a liberarnos de esta casta de criminales que hoy gobiernan México.

Les pido a todos que en el seno de sus hogares hagan una plegaria a Dios y a su hijo, Jesucristo, nacido en esta fecha, para pedirles que nos ayuden a lograr que se vayan todos los que mantienen a nuestra Patria en esta tortuosa noche y que por fin amanezca.

Sergio O. Saldaña Zorrilla
‪#‎FrenteRefundacion‬
24 de diciembre de 2015

8 de diciembre de 2015

CORREDOR CULTURAL CHAPULTEPEC Y COMERCIO AMBULANTE

Por: Sergio O. Saldaña Zorrilla
(Reproducido de mi columna en Sin Embargo del 8 diciembre 2015)

El pasado domingo 6 de diciembre se llevó a cabo la consulta ciudadana sobre el proyecto del Gobierno de la Ciudad de México “Corredor Cultural Chapultepec”. Ganó claramente el “no” al proyecto, con un 63 por ciento del total de los votos. La esencia del rechazo al proyecto consiste en la incertidumbre colectiva sobre la potencial entrega de un bien público a un grupo de empresarios; en este caso, la entrega del espacio público de Av. Chapultepec.

Este corredor implica la construcción de un complejo de locales comerciales con dinero público y en espacios públicos para el lucro de particulares.
Por su parte, esta obra posee múltiples impactos urbanísticos negativos: i) Aumentaría el caos vial de esta zona tan céntrica de la ciudad al sobrecargarla de comercios adicionales. Las actuales vías públicas ya son de por sí insuficientes, por lo que un aumento de la densidad comercial en la zona aumentaría dramáticamente el tránsito vehicular; ii) Si el espacio público en la Ciudad de México ya de por sí es muy escaso, esta obra destinaría sumas multimillonarias de dinero público para espacios privados. A la ciudad le urge disponer de áreas verdes recreativas; y si se ha de construir infraestructura, que esta sea para aumentar la eficiencia urbanística y el bienestar público; iii) El valor de esta megaobra debe contabilizar no sólo la sumatoria de sus costos de construcción, sino además debe sumársele el sobreprecio de mercado del metro cuadrado por estar tan bien ubicado. El precio del metro cuadrado en esta zona es alto, por lo que invertir un millón de pesos en ladrillos en esta zona tiene un retorno de la inversión muy alto comparado con invertir el mismo millón de pesos en una zona promedio de la ciudad: por eso, esta megaobra significaría un gigantesco regalo de nuestros recursos para un grupo de privilegiados; iv) Esta megaobra carece de valor estético y funcionalidad urbana, de acuerdo a las abrumadoras opiniones de arquitectos y urbanistas que han alzado la voz.

En lugar de este complejo comercial, debería construirse un espacio realmente público, para todos, en cuya planeación se escuchen antes las voces expertas; y si se quieren introducir locales comerciales, que estos no sean una extensión de las plazas comerciales que abundan por todo el país –y que benefician siempre a los mismos empresarios. Bien podría aprovecharse este tipo de espacios para erradicar el comercio en la vía pública y recuperar así –y con toda autoridad- los espacios públicos tomados por el ambulantaje en el Eje Central, en las calles de atrás de Palacio Nacional, en Av. Puente de Alvarado, Av. San Cosme, Calz. México-Tacuba, entre otros muchos espacios públicos actualmente perdidos para los ciudadanos. Así, por cada metro cuadrado construido se podrían recuperar muchos más de espacios públicos, con lo que la ciudadanía obtendría una enorme ganancia neta en términos de calidad de vida al recuperar nuestras banquetas, fachadas de edificios históricos, parques, plazas, jardines, etc., amén de la mejora de la salubridad en la vía pública.

Los ambulantes no sólo son objeto del interés público, también son sujeto. En tanto la economía mexicana continúe sin crecer en términos reales, como ha sucedido durante los últimos treinta años, el gobierno seguirá careciendo de autoridad moral para prohibir el comercio ambulante; en ese sentido son sujetos a respetarse. Sin embargo, no por ello los ciudadanos podemos seguir siendo privados de los espacios públicos que se han apropiado los ambulantes; en ese sentido, deben ser objeto de regulación pública. Ante ello, es Estado debe intervenir: estructuralmente, debe generar más crecimiento económico; coyunturalmente, debe reordenar –casi quirúrgicamente- el espacio público.

El problema del ambulantaje en la Ciudad de México podría resolverse si se le ordena y estructura en grandes centros comerciales en zonas de alta concurrencia, con un valor estético notable, que incluya áreas verdes de calidad y se les dota de ágiles vías de comunicación. No estoy con esto sugiriendo que esto necesariamente se haga sobre Av. Chapultepec, pero sí sugiero que abramos seriamente el análisis al respecto.

Como ejemplo exitoso, cito el caso de Tailandia. Hasta 1985, el comercio ambulante en Bangkok, su capital, era tanto o más conflictivo que el nuestro; con problemas similares en materia de mafias organizadas, condiciones de insalubridad, fricción constante con autoridades y ciudadanía, entre otros.
La presencia creciente de mafias internacionales en Tailandia amenazaba entonces con filtrarse fácilmente en la gran red del comercio ambulante de Bangkok, lo cual habría hecho ingobernable la ciudad. Así, en 1985 el gobierno Tailandés construyó el centro comercial Mahboonkrong, más conocido por sus siglas MBK.

A diferencia de las típicas reubicaciones del comercio ambulante en centros comerciales en México -que fracasan fácilmente debido a la poca afluencia de compradores-, el éxito de MBK radicó en que su construyó en el corazón del centro financiero de Bangkok y las cuotas cobradas a los locatarios por concepto de servicios (electricidad, seguridad, etc.) fueron similares a las pagadas en la vía pública. Sus instalaciones incluyen bancos, restaurantes, estacionamientos, entre otros servicios de calidad. MBK ocupa toda una manzana con espacios óptimamente aprovechados en 10 pisos superiores y 2 subterráneos en la intersección de varias líneas del metro y del tren ligero elevado.

La clave del éxito de esta reubicación consiste en proporcionar al comercio ambulante un espacio alterno con expectativas de ingresos superiores. El error común de planeadores urbanos y autoridades en México consiste en que han subestimando la racionalidad económica de los comerciantes: si el espacio sustituto para establecerse no les garantiza un horizonte de ingresos superior al proporcionado por su espacio actual, no tendrán entonces incentivo para reubicarse.

Si se aplica estratégicamente, esta medida podría incluso fortalecer a la industria nacional. El primer obstáculo a vencer consiste en el origen lícito de las mercancías. Como solución –simultánea al combate a la corrupción aduanera-, podrían establecerse plazos de regularización, lo que les implicaría a los comerciantes cambiar progresivamente de proveedores de mercancías de contrabando a proveedores legales.
Ello estimularía la comercialización de productos nacionales, reposicionando, por ejemplo, a la industria nacional textil y del juguete, además de abrir un nicho estable de mercado a los hasta ahora fabricantes de aparatos electrónicos “hechizos”, permitiéndoles establecer fábricas con controles de calidad (de lo cual Vietnam, Tailandia, China y la India proporcionan experiencias exitosas).

No debemos oponernos a la inversión público-privada; por el contrario, es necesario coordinar inversiones para optimizar los recursos de la sociedad.
Sin embargo, sí debemos seguir oponiéndonos a la secrecía con la que se están manejando las megaobras no sólo en el Distrito Federal, sino en todo el país; debemos oponernos a que el gobierno no consulte a los expertos en arquitectura, planeación urbana y finanzas públicas para llevar a cabo tremendas inversiones de nuestros dineros; debemos oponernos a que le regalen concesiones a particulares amañados con el gobierno; debemos oponernos a que se lesione el interés público; debemos oponernos a la manipulación de la información de los proyectos públicos; debemos seguir oponiéndonos a que los gobiernos no construyan para los ciudadanos sino para acrecentar fortunas personales. La organización social demostrada contra el Corredor Cultural Chapultepec acaba de ganar una emblemática batalla contra el cáncer de la corrupción en México: es por ahí.

Twitter: @SergioSaldanaZ

25 de noviembre de 2015

LA MISERABLE NEGOCIACIÓN MEXICANA DEL ACUERDO TRANSPACÍFICO (TPP)



Por: Sergio O. Saldaña Zorrilla

Si un país desea controlar a otro, basta con regularle el suministro de alimentos. Durante los últimos veinte años, los Estados Unidos de América (EUA) han controlado precios y volúmenes del producto base de nuestra alimentación: el maíz. Tan sólo durante el primer trimestre del año en curso, las importaciones de maíz procedentes de los EUA han rebasado los 1,100 millones de dólares. El riesgo de ello es que si los EUA toman la decisión de prohibir la exportación de maíz a México, México enfrentaría en el corto plazo una escasez de maíz y sus derivados. 

Aunque en el mediano plazo la economía mexicana pueda resolver dicha escasez, en el corto plazo es poco probable que México enfrente exitosamente las rigideces de la oferta de Maíz (ya sea por medio de encontrar otro país de dónde importar rápidamente maíz o por medio de rehabilitar tierras para su cultivo). Al ser el maíz un ingrediente tan crucial en la dieta del mexicano, dicha escasez podría crear una espiral inflacionaria y desencadenar una serie de problemas económicos para el país, en especial para los menos favorecidos. Por ello, la política alimentaria de cualquier gobierno que se respete es un asunto de seguridad nacional. No así en México.


El saldo de la balanza comercial agropecuaria de México es cada vez más negativo, como puede apreciarse en el gráfico. Ese saldo negativo a través de los años que lleva en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y nuestra creciente apertura a otros países nos deja al descubierto tres hechos:

  1. La creciente dependencia alimentaria de México;
  2. La falta de interés de los gobiernos mexicanos de los últimos treinta años para defender nuestra soberanía, en este caso la alimentaria, hoy ha llegado ya a niveles sospechosos de traición; 
  3. La incapacidad de las organizaciones campesinas para defenderse, mezcla de corrupción e ignorancia de la mayoría de sus líderes así como por la falta de valor del campesinado para hacer algo al respecto.

El 5 de octubre de 2015 México ingresó formalmente al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (conocido como TPP por sus siglas en inglés: Trans-Pacific Partnership), acuerdo que no hará más que ahondar nuestra fragilidad comercial y darle el tiro de gracia al campesinado mexicano. El TPP es un acuerdo de libre comercio entre doce países: Australia, Brunei, Canadá, Chile, EUA, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. Oficialmente, este Acuerdo plantea rebajar barreras comerciales, establecer un marco común de propiedad intelectual así como reforzar estándares laborales y ambientales.

Sin embargo, en la práctica, este Acuerdo es, a todas luces, una jugada geopolítica de los EUA para, en un primer momento, enfrentar comercialmente a China; en un segundo momento servirá muy probablemente para enfrentarlo militarmente. Si se observa la distribución geográfica de los doce miembros de este acuerdo, se notará que estos países forman un cordón que rodea a China (ver mapa abajo). Este acuerdo inicialmente atará a estas doce economías a la de los EUA. Con ello, los EUA contralarán –como lo hacen ya con México, Canadá, Perú y Chile- las economías, sistemas políticos y relaciones exteriores de todos estos países. 
 

El sector económico más vulnerable de México frente al TPP es el agropecuario, pues países como Australia y Nueva Zelanda tienen ventajas competitivas muy fuertes sobre nosotros: i) son potencias agropecuarias mundiales; ii) cuentan con puertos muy superiores a los nuestros, por lo que, como sucedió con el Tratado de Libre Comercio entre México y la Unión Europea, ellos exportarán mucho a México pero México no dispondrá de la logística portuaria para responder en proporción. 

Nuestra desventaja para competir comercialmente con países no-limítrofes, como ha sido el caso de China y la Unión Europea, consiste básicamente en el subdesarrollo portuario mexicano. Así, mientras sólo el 19% de nuestras exportaciones se realizan por vía marítima, el 33% de nuestras importaciones ingresan al país por esa vía, lo cual demuestra que ahí tenemos una importante fragilidad estructural para competir comercialmente.
Similar a lo sucedido en 2013 y 2014 con la Reforma Energética:

  • La firma de México al TPP no nos fue consultado ni al pueblo ni a expertos en materia comercial;
  • El gobierno no dispone de análisis económico de posibles escenarios de impactos;
  • El diseño y reglas de este acuerdo fueron impuestas por el gobierno de los EUA, con una sumisión realmente cobarde por parte del actual gobierno mexicano.

México debe recurrir al proteccionismo de su economía y hacer sólo una apertura selectiva y estratégica. No podemos aceptar la validez de este Acuerdo debido a la secrecía con que se ha manejado su preparación y firma. No podemos firmar acuerdos en los que, como el TPP, los beneficiados no somos nosotros los consumidores, sino las grandes empresas amigas de Washington. No podemos aceptar un acuerdo en el que la mayoría de los mexicanos perdemos.

México debe salirse del TLCAN y del TPP. México no necesita a los EUA. Son los EUA los que necesitan a México. La economía mexicana está diversificada, podemos sostenernos perfectamente sin la necesidad del actual intercambio desventajoso que estos acuerdos implican. Los defensores de los aparentes logros del TLCAN, que siempre son gente sin una preparación sólida en ciencias económicas, suelen argumentar que gracias al TLCAN ya somos una potencia exportadora y que tenemos un superávit comercial gigante con los EUA. A ellos les contesto, nuevamente, que el saldo positivo de nuestra Balanza Comercial con los EUA es sólo un espejismo contable, en el cual nuestras exportaciones hacia ese país están infladas por las importaciones de insumos para el ensamble de mercancías, pero cuyo valor agregado nacional neto exportado es insignificante. Finalmente, México debe mantenerse fuera del conflicto entre EUA y China y dejar de jugarle –junto con Chile, Perú y Colombia- al Caballo de Troya de los intereses americanos en América Latina.

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Twitter: @SergioSaldanaZ

18 de noviembre de 2015

Vialidades inviables en la Ciudad de México


(Reproducido de mi columna en Sin Embargo del 17 octubre 2015)

En la Ciudad de México, tanto el parque vehicular como las vialidades por donde circulan son disfuncionales, ineficientes y caras. Por ello, se requiere invertir en vías de transporte subterráneo de calidad. De acuerdo a estimaciones propias con un equipo de investigadores del International Institute for Applied Systems Analysis (IIASA) basadas en simple análisis costo-beneficio, la red del metro de la Ciudad de México necesita al menos duplicarse para reducir la actual presión por transporte, así como al menos triplicarse para absorber el crecimiento poblacional de los próximos diez años. 

Las vialidades, tanto para el transporte público como particular, son insuficientes para el flujo del actual parque vehicular, el cual sigue creciendo a tasas superiores al cinco por ciento anual mientras la construcción de vialidades no supera el uno por ciento anual. Por ello, la ciudad tiende inequívocamente hacia una cada vez mayor parálisis de transporte. La solución del problema está en el transporte público subterráneo complementado con ejes viales subterráneos.

Contrario a la creencia popular de que la Ciudad de México posee una enorme red del metro, esta red es muy pequeña si se le compara con su población. Esta ciudad además carece de una red de trenes suburbanos como extensión de la red del metro para interconectar todo el sistema de transporte colectivo. Por ello la línea del tren suburbano Buenavista-Lechería debe replicarse a gran escala.

En vista del actual hacinamiento urbano de la Ciudad de México, el subsuelo debe aprovecharse como vía de comunicación. Entendamos de una vez por todas que ya no queda espacio superficial para construir más líneas de metrobús ni de más metro superficial ni elevado. Al quitar carriles a las avenidas para hacer carriles exclusivos de metrobús están estrangulando más el de por sí denso tránsito vehicular.

En lo relativo al transporte particular, volteemos la vista a las autopistas subterráneas de ciudades como Santiago, Chile y Viena, Austria. Yo viví varios años en esas ciudades y pude disfrutar de un tráfico muy fluido gracias a que los gobiernos de esas ciudades saben planear. Se trata de mega obras que requieren financiamientos muy complejos por lo elevado de sus costos, pero, en un análisis costo-beneficio, su beneficio socioeconómico neto es altísimo y con un retorno muy rápido debido al elevado ingreso marginal que generan para la economía.
 Foto: Autopista urbana subterránea Costanera Norte, Santiago de Chile

Por ejemplo, el actual costo de transporte para todos los habitantes de la Ciudad de México alcanza los 500 mil millones de pesos anuales. Esta suma de costos, sin embargo, es abatible en más del sesenta por ciento si los habitantes de esta ciudad dispusieran de un transporte público de calidad, tal que les permitiera reemplazar el automóvil. Así, ese ahorro de dinero y de tiempo ganado por los habitantes les elevaría enormemente su nivel de bienestar, así como dispondrían de recursos que bien podrían invertir más eficientemente en abrir algún negocio y generar con ello más empleos, trazando así un círculo virtuoso de ahorro-crecimiento económico-bienestar.

A quienes suelen objetar que la construcción de túneles es compleja por lo cavernoso, acuoso y sísmico de la zona, les contesto que entonces ¿cómo se construyeron  tantos kilómetros de metro subterráneo en los años 1960's y 1970's? ¿O es que alienígenas ancestrales descendieron a ayudarnos? No, no hay pretextos, y menos hoy en día que la tecnología está aún más desarrollada para hacer esas megaobras en menos tiempo y con mayores medidas de seguridad. Lo que hoy ha faltado es visión de Estado.

Otra de las virtudes del metro es que, a diferencia de microbuses y gran parte de los autobuses, su propiedad y operación es de carácter público, por lo que puede mantener un control más directo para tomar decisiones. Mientras las grandes ciudades del mundo han articulado una red única, gubernamental y centralizada de transporte público con el fin de regular óptimamente su operación, en las ciudades mexicanas gran parte del servicio –otrora también centralizado en el DF- se ha concesionado a particulares. El concesionar el transporte público a particulares ha sido muy rentable para las autoridades de las entidades federativas, pues la emisión de los permisos correspondientes ha enriquecido a muchos políticos corruptos. La ciudadanía, en cambio, ha tenido que pagar el precio en términos de mala calidad del servicio así como la propia autoridad se ha ido volviendo incompetente de resolver casi cualquier ineficiencia del transporte público como consecuencia de la pérdida de control derivada de la concesión desmedida.
Gran parte de la conflictiva cotidiana de esta ciudad se debe a la tensión de conducir un vehículo, misma que representa no sólo un desperdicio enorme de energía humana y fósil (y de dinero), sino que es también fuente de una serie de padecimientos neurológicos y de bajo rendimiento laboral. Todo esto en conjunto, lamentablemente, conduce a la actual baja calidad de vida y estancada productividad económica en que se encuentra la ciudad. Solucionémoslo.

13 de noviembre de 2015

10 razones por las que la economía mexicana no crece


En términos reales, la economía mexicana no ha crecido en los últimos 40 años; Y seguirá sin crecer mientras estén las mismas personas a cargo de nuestras instituciones públicas tomando las mismas decisiones de los últimos 40 años. A continuación explico un poco más al respecto simplificándolo en 10 razones:

1. Progreso técnico. Veamos primero el largo plazo. Los modelos económicos de crecimiento endógeno tienen dos determinantes de crecimiento de largo plazo: el progreso técnico (K) y el crecimiento demográfico (L). El progreso técnico está en función de la cobertura de la educación de calidad. En México la educación de calidad es escasa principalmente porque: i) tanto por razones gubernamentales como sindicales, la oferta de educación pública de calidad es cada vez más limitada como proporción de la población existente y; ii) el gobierno mexicano delega la educación pública excesivamente y con poca regulación a colegios, universidades y demás instituciones particulares que en su mayoría son de muy baja calidad. La educación es un área estratégica para cualquier país. Sin embargo, en México la educación va a la deriva.

2. Crecimiento demográfico. Al igual que el punto anterior, el crecimiento demográfico es un determinante para el crecimiento de largo plazo, pues el aumento poblacional presiona al alza la demanda de bienes y servicios (al aumentar el número de consumidores) y también aumenta la oferta (al engrosar las filas de trabajadores). El crecimiento de la población mexicana se ha desacelerado fuertemente desde los años 1990’s. Sin embargo, dado que el sistema educativo mexicano hoy se encuentra colapsado, estimular crecimiento demográfico sería irresponsable, pues un incremento poblacional se traduciría en una multiplicación de los actuales problemas económicos. Antes debe resolverse el problema educativo.

3. Energía. Toda economía necesita energía para funcionar. En tanto las fuentes alternativas de energía no sean comercialmente asequibles, los hidrocarburos seguirán siendo el insumo energético básico para la industria nacional. Por ello, al igual que los dos puntos anteriores, este sector es estratégico para todo Estado. En el caso de México, sin embargo, la reciente reforma energética aprobada en 2014 entregó nuestra política energética a los Estados Unidos de América (EUA), por lo que hoy México no dispone de esta herramienta para planear su crecimiento. Por ello, México debe derogar lo antes posible la reforma energética.

4. Banca. Desde hace al menos tres décadas, el papel de las autoridades económicas mexicanas se reduce al de un simple empleado bancario más. Si bien es cierto que en el largo plazo todas las tasas de interés se encuentran fuera del control de cualquier banco central (incluso de la Fed), en el corto plazo las autoridades económicas siempre deben hacer una programación financiera eficiente. Por ejemplo, deben inducir un alza en las tasas de interés cuando la economía comienza a calentarse y bajarlas cuando esta se enfría para mantener así la estabilidad con crecimiento. Sin embargo, el Banco de México ha renunciado a regular las tasas de interés; regular las tasas de interés es, desde hace décadas, una decisión que se han atribuido para sí los dueños de los bancos; decisión en la que las tasas de interés son siempre altas si pides un crédito pero son siempre bajas si ahorras o “inviertes”. Nuevamente, el Estado ausente nos sigue costando dinero.

5. Comercio exterior. El comercio exterior depende principalmente de la planta productiva nacional existente y de la eficiencia del transporte. El tipo de transporte más eficiente, esto es, el que representa los costos más bajos medido por kilómetro/tonelada, es el marítimo. Por eso no hay gran economía sin grandes puertos. En el caso mexicano, sin embargo, no se ha querido aumentar la escala de inversión en nuestros puertos ni se han querido desmantelar las mafias que controlan la entrada y salida de productos por esta vía.

6. Autosuficiencia alimentaria. Un país que depende de otro para comer, depende enteramente de él y está obligado a obedecerle. La apertura a las importaciones agropecuarias que inició con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de 1994 ha quebrado a la mayoría de unidades agropecuarias del país (principalmente por el excesivo subsidio y dumping agropecuario con el que los EUA nos juegan sucio). Ello ha: i) disparado la pobreza y; ii) nos ha hecho dependientes de los EUA. Mientras no renegociemos el capítulo agropecuario del TLCAN, los EUA tienen en su poder la llave del suministro de nuestra alimentación. México debe salirse del TLCAN. Si bien es cierto que el TLCAN nos trae algunos beneficios, como los ingresos por maquila, etc.,  los costos que tenemos que pagar son mayores, por lo que el beneficio neto para México es negativo.

7. Estado de derecho. En México el estado de derecho es selectivo, ocasional y regional. Es selectivo porque no aplica por igual a todos los mexicanos; es ocasional porque no es permanente en el tiempo y; es regional porque en la práctica hay (vastas) zonas de exclusión de la aplicación de las leyes –especialmente en las zonas gobernadas por el crimen organizado. Esto inhibe la creación de nuevas empresas y la expansión de las existentes. Contrario a la errónea creencia popular sobre las bondades económicas del dinero derivado del crimen, el más elemental análisis costo-beneficio nos arroja abrumadores resultados negativos sobre su efecto inhibidor del crecimiento económico.

8. Transporte público. La ineficiencia del transporte público en México representa una gran fuga de riqueza nacional. Mientras la calidad del transporte público siga siendo baja, seguirá estimulándose la compra de más autos, con lo que el colapso vial seguirá aumentando y el costo diario de transporte por ciudadano seguirá disparándose. En lugar de invertir en más pavimento, debe invertirse en más y mejor transporte público. Una posible solución sería centralizar todo el sistema de transporte colectivo en empresas públicas de los ayuntamientos. Esto implica reemplazar los denigrantes microbuses y combis por autobuses eléctricos así como triplicar la actual red del metro de las ciudades de México, Guadalajara y Monterrey a la vez de inaugurar líneas de metro en al menos Puebla, Tijuana, León y Morelia.

9. Recursos naturales. México es de los países que más desperdician sus recursos naturales. Por ejemplo, debe construirse un sistema de canales navegables en el sureste del país. Esto incluye un canal transoceánico a través de Chiapas y Tabasco usando las corrientes del Río Mezcalapa-Grijalva y del río Pijijiapan. Con esto se regularán los flujos de estos ríos para evitar inundaciones, se aumentará la disponibilidad de riego agrícola, la generación de energía hidroeléctrica, se abatirán costos de transporte y se generarán divisas para el país a perpetuidad por el tránsito mercante transoceánico internacional.

10. Democratización. La solución a estos puntos no la realizará jamás el actual gobierno ni ningún otro gobierno emanado de acuerdos y complicidades con este y sus predecesores. Se necesita una ruptura. Está claro e incluso sobrediagnosticado el hecho de que el actual gobierno y los de los últimos 40 años no acatan el mandato popular ni velan por el interés nacional. Así mismo, tienen controlado el acceso al poder por medio del dominio absoluto de los órganos electorales para impedir que llegue a la presidencia de la república alguien emanado de la voluntad popular. Hay que entonces impulsar la democratización del país. El primer paso es reemplazar el actual Instituto Nacional Electoral (INE) por un órgano electoral ciudadano e independiente: del gobierno, de los partidos políticos y de cualquier otra influencia que defraude el voto popular. Por todos estos puntos, ya tienen que irse quienes hoy toman las grandes decisiones del país. Ya le estorban a México.

3 de noviembre de 2015

Reflexiones sobre la muerte


Una reciente conversación que sostuve con un amigo de la infancia me dejó un conflicto interno del que aún no salgo. Abrí el tema señalándole el paso del tiempo y su marca en los amigos comunes de la infancia de nuestra generación. En el fondo, lo que yo quería era saber su opinión propia sobre algunas canas que le han empezado a salir, saber si eso le causaba algún conflicto; tal vez en el fondo lo que yo buscaba era la reconfortante conciencia de que, aún teniendo la misma edad, yo aún no había sido alcanzado por las canas, así como satisfacer mi curiosidad sobre lo que yo podría experimentar cuando, en cualquier momento, las canas y, más aún, las arrugas se apoderen de mí. Seguramente intuyendo esas intenciones, mi amigo reviró diciendo que es muy normal que ahorita nos comparamos las canas o marcas entre los de la generación, una década después hablaremos de la profesión de nuestros hijos y una más comentaremos “¿supiste que ya murió fulano?”.
El pensar en esa marcha sin retorno hacia la muerte me hizo regresar a mis pensamientos sobre la vida y la muerte; pensamientos que siempre llevamos dentro y que ponemos en marcha en cualquier rato de ocio en soledad. Ustedes se preguntarán, como me lo pregunté yo hace unos días antes de empezar a tomar con seriedad esta depresión: ¿pero qué tiene de extraordinario el entrar en esos pensamientos, si ellos son algo propio de todos los humanos en todas partes del planeta en toda época de la historia? Más aun cuando estos cuestionamientos están al inicio de todas las filosofías, igual en oriente que en occidente; desde el inicio de todas las culturas y seguramente estaban presentes en las mentes de los individuos aún anterior a la formación de sociedades. Intentar responder a esas preguntas es lo que ha derivado en complejas doctrinas filosóficas y en religiones en todo el mundo. La mayoría de los individuos las creen, las quieren creer o al menos fingen internamente creerlas. Otros, como yo, no podemos.
A pesar de que siempre me he formulado esas universales preguntas sobre el sentido de la vida y la posibilidad de una continuación de esta después de la muerte, un hecho marca la diferencia entre mis pensamientos al respecto de antes y de ahora: mi tránsito a la madurez. A pesar de que el paso del tiempo siempre deja marcas entre el paso de bebé a niño, de niño a adolescente y de adolescente a joven, es de la juventud a la madurez cuando en realidad los cuestionamientos sobre esos temas toman seriedad. Como la ojiva de un proyectil que ha alcanzado su altitud máxima, así es mi sensación respecto del funcionamiento de mis órganos vitales en estos momentos. El desarrollo de la medicina moderna me da la esperanza de que la trayectoria de la ojiva de mi vida no será necesariamente simétrica: si nada repentino sucede antes, el período de descenso podrá durar unas 1.5 veces más de lo que tardó en llegar a la cima. Aún en ese optimista escenario, la sola sensación de ir descendiendo hace que estas reflexiones internas tomen seriedad.
¿Pero qué hay después de la vida? Las respuestas que las religiones dan a esta pregunta siguen sin comprobarse. Ninguna lo ha logrado: sólo recurren a actos de fe. La ciencia, que se enorgullece de su lógica superior, tampoco ha sido capaz de dar una sola prueba en ninguna dirección. Tampoco la metafísica, ni la astrología, ni el chamanismo ni ninguna forma de espiritismo. ¿Qué nos queda? ¿Sólo esta profunda soledad?

27 de octubre de 2015

El Ocaso de las Instituciones en México

(Reproducido de mi columna en Sin Embargo del 27 de octubre de 2015

La actual decadencia de las instituciones en México, en especial de las instituciones públicas, me hace recordar una ópera del compositor alemán Richard Wagner: El Ocaso de los Dioses (Götterdämmerung). Esta es la cuarta y última ópera del ciclo conocido como El Anillo del Nibelungo (Der Ring des Nibelungen). En esta obra, basada en la mitología nórdico-germánica, los dioses, que en las previas tres óperas habían tenido un papel central, ceden aquí su puesto a los hombres: la acumulación de poder de los dioses llega al abuso, que incuba el odio del desposeído.

Las instituciones públicas en México nacieron de necesidades reales del país. Así, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) surge para garantizar la salud de las mayorías; la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) por la necesidad de contar con capital humano altamente calificado para el desarrollo material y humano del país; Petróleos Mexicanos (PEMEX) para garantizar la soberanía energética y financiar el desarrollo económico nacional, entre otras muchas instituciones que surgen para responder a reclamos históricos. Si bien no podemos idealizar a estas instituciones atribuyéndoles pureza, no obstante debe reconocerse que éstas han tenido grandes logros en otras épocas: un IMSS que era capaz de proveer servicios de salud de primera línea y que llegó a ser modelo para incluso países europeos, una UNAM que llegó a ser la principal universidad de América Latina; un PEMEX en el que se inspiraron las grandes petroleras estatales del mundo; un Servicio Exterior Mexicano de una dignidad admirada en el mundo. Sin embargo, estas instituciones han ido cayendo en manos las equivocadas.

La UNAM, que tuvo de rectores a intelectuales de alto nivel como José Vasconcelos, Antonio Caso, Pablo González Casanova, entre otros, hoy en día tiene a un rector a modo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), José Narro Robles. Durante 2013 y 2014 tuvo lugar un acalorado debate nacional en torno a la reforma energética, una reforma energética de la que había que cuestionar académicamente muchísimos aspectos, al igual que había que cuestionar el retroceso que en materia de soberanía nacional representa esta reforma. 

Sin embargo ¿dónde estuvo todo ese tiempo el rector de la UNAM? Nunca le oí pronunciar una opinión informada. Como rector de la máxima casa de estudios de México yo esperaba más de él; yo esperaba que él abanderara, junto con otros académicos, una férrea defensa institucional del petróleo mexicano. No lo hizo. Qué pena que su militancia priísta haya sido más fuerte que su deber moral con la academia y con su país. 

Lo más grave es que ahora Narro y el gobierno federal mexicano pretenden dejar como su sucesor en la rectoría de la UNAM a alguien con sus mismas características. La bajeza de la política nacional al designar al actual rector sólo es comparable con la pobreza moral de la comunidad universitaria, que parece estar a punto de volver a permitir la imposición de un rector de Los Pinos.

Pero la situación del Servicio Exterior Mexicano (SEM) no es mejor que la de la UNAM. La diplomacia mexicana, que incluso tuvo entre sus filas a dos premios nobel y que daba tanto prestigio a nuestra política exterior, hoy cuenta con cónsules con una pésima reputación para el ejercicio público. 

Es de todos sabida la reciente designación de Fidel Herrera Beltrán como cónsul de México en Barcelona, quien tiene serias acusaciones de vínculos con el narcotráfico y cohecho en el manejo de las finanzas del gobierno de Veracruz; de Juan Sabines Guerrrero como cónsul en Orlando, Florida, con múltiples señalamientos de desvío de recursos durante su paso como gobernador en Chiapas; de Marisela Morales como cónsul en Milán, con un nutrido expediente de violaciones a los derechos humanos y fabricación de culpables durante su paso por la Procuraduría General de la República (PGR). 

A esto el Senado ha hecho oídos sordos y sólo algunos senadores han emitido débiles opiniones aisladas. Me pregunto qué opinan de esto los verdaderos diplomáticos del SEM, esos con amor al país y con una reputación intachable. ¿No les da vergüenza ser parte de este equipo? ¿No tienen la dignidad como para renunciar en señal de protesta o para al menos pronunciarse públicamente condenando estos hechos?

Y qué decir del Fondo de Cultura Económica (FCE), editorial gubernamental mexicana con fuerte presencia en toda América Latina, orgullo de las ciencias económicas mexicanas, fundada por el gran economista mexicano Daniel Cosío Villegas y que tiene entre sus ex-colaboradores a economistas y escritores en general de primera talla de la lengua castellana. Hoy, tristemente, el FCE está dirigido por un abogado llamado José Carreño, ex-vocero de la presidencia de la república de Carlos Salinas de Gortari. Quizás por eso hoy el FCE más bien parece una oficina más de propaganda de Peña.

Esto se repite en la casi totalidad de nuestras instituciones públicas. Por razones de espacio en este medio me es imposible describir el malfuncionamiento actual de casi todas las instituciones públicas en México. 

Estas instituciones, que se fundaron con tanto esfuerzo, con tanta lucha y con tanta dedicación intelectual, hoy están en una decadencia producto del abuso de poder pero también de la pasividad de quienes laboran dentro de ellas (pues ellos debieran ser la primera línea de resistencia); también están en decadencia por el beneplácito implícito de los círculos intelectuales que hasta hoy siguen sin atreverse a alzar suficientemente la voz en contra. Este es, sin duda, el ocaso de las instituciones públicas mexicanas. Habrá que leer y escuchar a Wagner para entender y tomar la inspiración para que una generación decidida y articulada arrebate a personajes tan siniestros la dirección del destino de un pueblo.
Der bleiche Held, nicht bläst er es mehr;
nicht stürmt er zur Jagd, zum Streite nicht mehr,
noch wirbt er um wonnige Frauen
.”
Götterdämerung, Richard Wagner

13 de octubre de 2015

Las finanzas del crimen organizado: el gran ausente del informe y su glosa


La obligación del gobernante de rendir cuentas a su pueblo es casi tan antigua como la historia misma de la civilización. La antigua Grecia ya disponía de sofisticados instrumentos para tal fin (como la epicheirotonía, la logistai y la euthyna, entre otros). Contrario a la creencia común de que la rendición de cuentas es exclusiva de las democracias, incluso monarcas egipcios, romanos y aztecas informaban verazmente del estado del imperio al menos a sus respectivas aristocracias. En el caso de los aztecas, el recaudador de impuestos, el calpixque (equiparable al actual puesto de Secretario de Hacienda), pagaba con su vida el incumplimiento de su mandato. Las monarquías parlamentarias europeas, desde Cromwell hasta nuestros días, han rendido cuentas a sus pueblos por medio de informes a sus respectivos parlamentos. En los Estados Unidos de América (EUA) esto se ha hecho desde 1790 por medio del informe sobre el Estado de la Unión que pronuncia anualmente el presidente ante el Congreso de ese país. En el caso de México, inspirado en el de los EUA, el informe presidencial se contempla desde la Constitución de 1824 (ratificado en las posteriores constituciones).
Estas diversas formas de informe tienen la misma esencia: la demostración del gobierno a su población (a ricos y pobres) de que está haciendo buen uso del poder público que le ha sido confiado. Así, el informe de un mandatario debe ser completo, veraz y comprobable. Ello condiciona su sostenimiento en el ejercicio del poder público.
Sin embargo, el último informe presidencial en México no cumplió ni con el requisito de ser completo, y al incumplirse, la veracidad del todo queda cuestionada.
¿A qué me refiero con que no fue completo? A que además del ocultamiento de la verdad sobre el origen de los ingresos para la adquisición de sus respectivas casas, tanto en el informe de Enrique Peña Nieto como en la comparecencia del Secretario de Hacienda Luis Videgaray ante el Congreso, se nos ha ocultado información económica crucial. Cito sólo algunos vacíos de información:
  1. El pobre desempeño económico del país demuestra que han hecho las cosas mal, que nos informen entonces ¿en qué se han equivocado en concreto? ¿quiénes son los responsables y qué piensan hacer al respecto?
  2. Dado que el crimen organizado no sólo está destruyendo a nuestra sociedad sino también a nuestra economía, que nos informen ¿qué análisis financiero están haciendo de los movimientos de dinero de los grupos criminales? ¿qué resultados han obtenido?
  3. Si el crimen organizado hace triangulación internacional de dinero, que nos informen ¿qué información han obtenido de la cooperación internacional en la materia y qué han hecho con esa información? Yo quisiera ver los informes de auditorías, investigaciones y los juicios correspondientes.
  4. Dado que, en cualquier país, el crimen organizado coordina operaciones con sus socios dentro de las estructuras gubernamentales y políticas, que nos informen ¿qué cuentas bancarias de políticos y funcionarios de gobierno han sido intervenidas, qué han hallado y cuáles han sido las consecuencias? ¿han construido alguna matriz de consistencia entre ingresos y gastos de funcionarios, políticos y sus respectivas familias?
  5. Dado que el crimen organizado se monta sobre empresas reales y ficticias para realizar el lavado de dinero, que nos informen el nombre de los empresarios y banqueros que fungen como prestanombres y que hacen el lavado de dinero ¿tienen alguna matriz de consistencia entre los activos de las empresas y sus actividades empresariales? ¿qué cuentas bancarias de empresarios han sido intervenidas? ¿cuáles han sido los resultados y sus consecuencias? ¿qué bancos han triangulado dinero del narcotráfico y demás crimen organizado? (si se revisan las cifras recientes del consumo en México se descubre una creciente participación de consumo autónomo no explicado dentro del total: ese es el que procede del crimen y es fácilmente rastreable).
Mi presentimiento –fundado en mi conocimiento personal del gobierno mexicano- me dice que esas preguntas no obtendrán respuesta–y si se obtiene, esa respuesta no será honesta-, pues no han hecho nada al respecto. Tampoco creo que esté en sus planes comenzar a hacerlo. ¿Qué sigue?

1 de octubre de 2015

La diminuta mejora salarial

(Reproducido de mi artículo en La Silla Rota del 1 de octubre de 2015)

Las razones que había para tener un salario mínimo clasificado en zonas tienen una lógica empresarial, no laboral. Se partía del hecho de que, como el nivel de precios local varía a lo largo y ancho del país, tener un salario mínimo más bajo en las zonas de menores ingresos representaría un estímulo empresarial para la contratación de más personal en esas zonas. La teoría económica sostiene que si la productividad laboral aumenta, aumentará en consecuencia el salario real (esto es, el salario dividido por el nivel de precios).

Así, en un primer paso había que generar más empresas y empleos en las zonas rezagadas del país; y en un segundo momento, se aumentaría el ingreso real de los trabajadores a medida que la política educativa fuera generando sus frutos. Sin embargo, en la práctica esto no tuvo lugar pues: i) La media educativa en esos lugares no aumentó, lo cual mantuvo deprimida la productividad media del trabajo. ii) Tuvo lugar una distorsión de ventajas comparativas intrarregionales provocadas por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). En suma, esta zonificación salarial sólo generó un aumento en la brecha de ingresos entre las zonas de menores y las de mayores ingresos del país.

El rezago en el salario mínimo en México es gigante. Esta homologación, aunque ligeramente favorable para los asalariados, está aún lejos de solucionar la presión social por mejorar sus condiciones de vida. La pérdida de poder adquisitivo de un salario mínimo entre 1990 y 2015 ha sido de más del 80 por ciento. Aún con esta homologación, la recuperación de su poder adquisitivo para este año será de prácticamente 0 por ciento. Lo anterior, lo estimo con base en el aumento del salario mínimo aprobado para 2015, más el aumento ponderado de esta homologación, menos el efecto inflacionario esperado para el año en curso.

Pongamos este aumento salarial en términos de dos de los actos de corrupción a los que recientemente ha tenido acceso la opinión pública. El costo de la Casa Blanca de Enrique Peña Nieto equivale a tres meses del aumento en los ingresos de los 759,915 asalariados beneficiados por esta homologación. Por su parte, el costo de la casa en Malinalco del Secretario de Hacienda Luis Videgaray equivale a otros 3 meses más. Esto es, dos personas (Peña y Videgaray) obtuvieron propiedades en un monto con el que se pudo haber duplicado durante medio año la mejora salarial de esta homologación.

El cálculo de las pérdidas en los ingresos netos de los mexicanos por la corrupción gubernamental debe también contabilizar las pérdidas que le ocasiona al país el crimen organizado (pues éstos cuentan con el apoyo gubernamental de facto). Las extorsiones del crimen organizado a los empresarios (como el derecho de piso, derecho de tránsito por sus territorios, entre otros delitos) hacen que desaparezcan los beneficios de esta homologación.

Las extorsiones del crimen organizado representan un aumento en los costos de los empresarios; aumento que es trasladado ya sea al consumidor por medio del aumento en los precios de los bienes y servicios que producen o por medio de una reducción de los salarios netos pagados a sus trabajadores.

Así, una mejora salarial como esta homologación más bien se me asemeja a un hombre remando para impedir el hundimiento del Titanic.

4 de septiembre de 2015

SEPTIEMBRE, ¿MES DE CUÁL PATRIA?

Por: Sergio O. Saldaña Zorrilla

Nos independizamos porque nos explotaba una potencia extranjera; y 205 años después nos explota otra.
Nos independizamos porque la mayoría de los mexicanos vivían en la pobreza; y 205 años después más del 80% seguimos siendo pobres.
Nos independizamos porque un pequeño grupo dominante abusaba del poder en contra del Pueblo; y 205 años después el abuso del poder es práctica común.
Nos independizamos porque se explotaba a vastos sectores de la población en haciendas y minas; y 205 años después un puñado de 12 monopolios intocables explota a la población entera.
Nos independizamos porque queríamos ser soberanos (que nadie decidiera por encima de nosotros); y 205 años después los Estados Unidos de América y el Fondo Monetario Internacional dictan nuestra economía, nuestra política y nuestras relaciones exteriores.
Nos independizamos porque queríamos ser libres; y 205 años después somos esclavos del crimen organizado.
Nos independizamos porque la riqueza de nuestro subsuelo iba a parar a manos extranjeras; y 205 años después una reforma energética ha vuelto a entregar esa riqueza a extranjeros.
Nos independizamos porque queríamos Justicia; y 205 años después la Justicia es selectiva y negociable.
Nos independizamos porque queríamos acceso a la educación para todas las castas; y 205 años después se asesina impunemente a estudiantes humildes.
Nos independizamos porque queríamos tener independencia económica; y 205 años después dependemos de la importación de alimentos.
Nos independizamos porque queríamos libertad de tránsito; y 205 años después retenes militares y policiacos no nos permiten transitar libremente.
Nos independizamos porque estábamos cansados de cargar con una administración colonial corrupta e injusta; y 205 años después nuestros impuestos y riqueza petrolera son saqueadas a diario por un grupo de corruptos.
Nos independizamos porque no era justo que los puestos de virrey, comendador y regidurías se vendieran al mejor postor; y 205 años después los partidos venden las candidaturas y la autoridad electoral negocia los fallos en casos de controversias.
Nos independizamos (y luego nos reformamos) porque era insostenible la manipulación de la Iglesia; y 205 años después dos televisoras lo manipulan todo.
¿Viva México?