(Reproducido de mi columna en Sin Embargo del 10 de noviembre de 2015) 
En términos reales, la economía mexicana 
no ha crecido en los últimos 40 años; Y seguirá sin crecer mientras 
estén las mismas personas a cargo de nuestras instituciones públicas 
tomando las mismas decisiones de los últimos 40 años. A continuación 
explico un poco más al respecto simplificándolo en 10 razones:
1. Progreso técnico. Veamos 
primero el largo plazo. Los modelos económicos de crecimiento endógeno 
tienen dos determinantes de crecimiento de largo plazo: el progreso 
técnico (K) y el crecimiento demográfico (L). El progreso técnico está 
en función de la cobertura de la educación de calidad. En México la 
educación de calidad es escasa principalmente porque: i) tanto por 
razones gubernamentales como sindicales, la oferta de educación pública 
de calidad es cada vez más limitada como proporción de la población 
existente y; ii) el gobierno mexicano delega la educación pública 
excesivamente y con poca regulación a colegios, universidades y demás 
instituciones particulares que en su mayoría son de muy baja calidad. La
 educación es un área estratégica para cualquier país. Sin embargo, en 
México la educación va a la deriva.
2. Crecimiento demográfico. Al 
igual que el punto anterior, el crecimiento demográfico es un 
determinante para el crecimiento de largo plazo, pues el aumento 
poblacional presiona al alza la demanda de bienes y servicios (al 
aumentar el número de consumidores) y también aumenta la oferta (al 
engrosar las filas de trabajadores). El crecimiento de la población 
mexicana se ha desacelerado fuertemente desde los años 1990’s. Sin 
embargo, dado que el sistema educativo mexicano hoy se encuentra 
colapsado, estimular crecimiento demográfico sería irresponsable, pues 
un incremento poblacional se traduciría en una multiplicación de los 
actuales problemas económicos. Antes debe resolverse el problema 
educativo.
3. Energía. Toda economía necesita
 energía para funcionar. En tanto las fuentes alternativas de energía no
 sean comercialmente asequibles, los hidrocarburos seguirán siendo el 
insumo energético básico para la industria nacional. Por ello, al igual 
que los dos puntos anteriores, este sector es estratégico para todo 
Estado. En el caso de México, sin embargo, la reciente reforma 
energética aprobada en 2014 entregó nuestra política energética a los 
Estados Unidos de América (EUA), por lo que hoy México no dispone de 
esta herramienta para planear su crecimiento. Por ello, México debe 
derogar lo antes posible la reforma energética.
4. Banca. Desde hace al menos tres
 décadas, el papel de las autoridades económicas mexicanas se reduce al 
de un simple empleado bancario más. Si bien es cierto que en el largo 
plazo todas las tasas de interés se encuentran fuera del control de 
cualquier banco central (incluso de la Fed), en el corto plazo las 
autoridades económicas siempre deben hacer una programación financiera 
eficiente. Por ejemplo, deben inducir un alza en las tasas de interés 
cuando la economía comienza a calentarse y bajarlas cuando esta se 
enfría para mantener así la estabilidad con crecimiento. Sin embargo, el
 Banco de México ha renunciado a regular las tasas de interés; regular 
las tasas de interés es, desde hace décadas, una decisión que se han 
atribuido para sí los dueños de los bancos; decisión en la que las tasas
 de interés son siempre altas si pides un crédito pero son siempre bajas
 si ahorras o “inviertes”. Nuevamente, el Estado ausente nos sigue 
costando dinero.
5. Comercio exterior. El comercio 
exterior depende principalmente de la planta productiva nacional 
existente y de la eficiencia del transporte. El tipo de transporte más 
eficiente, esto es, el que representa los costos más bajos medido por 
kilómetro/tonelada, es el marítimo. Por eso no hay gran economía sin 
grandes puertos. En el caso mexicano, sin embargo, no se ha querido 
aumentar la escala de inversión en nuestros puertos ni se han querido 
desmantelar las mafias que controlan la entrada y salida de productos 
por esta vía.
6. Autosuficiencia alimentaria. Un
 país que depende de otro para comer, depende enteramente de él y está 
obligado a obedecerle. La apertura a las importaciones agropecuarias que
 inició con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de
 1994 ha quebrado a la mayoría de unidades agropecuarias del país 
(principalmente por el excesivo subsidio y dumping agropecuario 
con el que los EUA nos juegan sucio). Ello ha: i) disparado la pobreza 
y; ii) nos ha hecho dependientes de los EUA. Mientras no renegociemos el
 capítulo agropecuario del TLCAN, los EUA tienen en su poder la llave 
del suministro de nuestra alimentación. México debe salirse del TLCAN. 
Si bien es cierto que el TLCAN nos trae algunos beneficios, como los 
ingresos por maquila, etc.,  los costos que tenemos que pagar son 
mayores, por lo que el beneficio neto para México es negativo.
7. Estado de derecho. En México el
 estado de derecho es selectivo, ocasional y regional. Es selectivo 
porque no aplica por igual a todos los mexicanos; es ocasional porque no
 es permanente en el tiempo y; es regional porque en la práctica hay 
(vastas) zonas de exclusión de la aplicación de las leyes –especialmente
 en las zonas gobernadas por el crimen organizado. Esto inhibe la 
creación de nuevas empresas y la expansión de las existentes. Contrario a
 la errónea creencia popular sobre las bondades económicas del dinero 
derivado del crimen, el más elemental análisis costo-beneficio nos 
arroja abrumadores resultados negativos sobre su efecto inhibidor del 
crecimiento económico.
8. Transporte público. La 
ineficiencia del transporte público en México representa una gran fuga 
de riqueza nacional. Mientras la calidad del transporte público siga 
siendo baja, seguirá estimulándose la compra de más autos, con lo que el
 colapso vial seguirá aumentando y el costo diario de transporte por 
ciudadano seguirá disparándose. En lugar de invertir en más pavimento, 
debe invertirse en más y mejor transporte público. Una posible solución 
sería centralizar todo el sistema de transporte colectivo en empresas 
públicas de los ayuntamientos. Esto implica reemplazar los denigrantes 
microbuses y combis por autobuses eléctricos así como triplicar la 
actual red del metro de las ciudades de México, Guadalajara y Monterrey a
 la vez de inaugurar líneas de metro en al menos Puebla, Tijuana, León y
 Morelia.
9. Recursos naturales. México es 
de los países que más desperdician sus recursos naturales. Por ejemplo, 
debe construirse un sistema de canales navegables en el sureste del 
país. Esto incluye un canal transoceánico a través de Chiapas y Tabasco 
usando las corrientes del Río Mezcalapa-Grijalva y del río Pijijiapan. 
Con esto se regularán los flujos de estos ríos para evitar inundaciones,
 se aumentará la disponibilidad de riego agrícola, la generación de 
energía hidroeléctrica, se abatirán costos de transporte y se generarán 
divisas para el país a perpetuidad por el tránsito mercante 
transoceánico internacional.
10. Democratización. La solución a
 estos puntos no la realizará jamás el actual gobierno ni ningún otro 
gobierno emanado de acuerdos y complicidades con este y sus 
predecesores. Se necesita una ruptura. Está claro e incluso 
sobrediagnosticado el hecho de que el actual gobierno y los de los 
últimos 40 años no acatan el mandato popular ni velan por el interés 
nacional. Así mismo, tienen controlado el acceso al poder por medio del 
dominio absoluto de los órganos electorales para impedir que llegue a la
 presidencia de la república alguien emanado de la voluntad popular. Hay
 que entonces impulsar la democratización del país. El primer paso es 
reemplazar el actual Instituto Nacional Electoral (INE) por un órgano 
electoral ciudadano e independiente: del gobierno, de los partidos 
políticos y de cualquier otra influencia que defraude el voto popular. 
Por todos estos puntos, ya tienen que irse quienes hoy toman las grandes
 decisiones del país. Ya le estorban a México.
 
 
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