Por: Sergio Saldaña Zorrilla, Sin Embargo, 8 marzo 2016
El gobierno mexicano está siendo utilizado para contribuir a sostener
el actual bajo precio internacional del petróleo. Desde 2014, con la aprobación
de la reforma energética, los Estados Unidos de América (EUA) han tomado el
control de los ritmos de producción y exportación de hidrocarburos en México.
Aun cuando México es el noveno productor mundial de petróleo, nuestras reservas
de hidrocarburos son el dato importante para influir en la cotización internacional
del petróleo, pues modifica expectativas a mediano y largo plazo.
En los hechos, las reservas mundiales de crudo probadas son
una incógnita, pues cada país publica el volumen de reservas que quiere que los
demás países sepan que posee. Sin embargo, para los EUA las reservas de México
han dejado de ser una incógnita. Si visualizamos el mercado mundial de crudo
como una mesa de póker donde cada país productor es un jugador que esconde muy
bien sus cartas, México aparece mostrando sus cartas a su vecino, otorgándole
información que lo colocan por encima de los demás jugadores, información con
la que mueve el juego a su entero beneficio.
Mantener un precio bajo del petróleo puede dar mucha
popularidad al gobierno de los EUA ante sus ciudadanos, pues es el principal
determinante del precio de las gasolinas de un consumidor americano altamente
dependiente del uso del automóvil. Por ello, el actual control de los EUA de
nuestra política energética es usado, junto con la actual intervención
americana en Medio Oriente, para presionar a la baja el precio del petróleo.
El precio del petróleo es quizás el más difícil
de analizar para los economistas. Su determinación escapa el simple análisis de
oferta y demanda así como del análisis de los ciclos económicos. Su cotización
es predominantemente especulativa, internaliza expectativas adaptativas de
largo plazo y es altamente sensible a factores políticos globales. Estos tres
factores combinados hacen que su determinación sea compleja y su predicción
incierta. Aún así, ciertas decisiones políticas del pasado y del presente han
logrado empujar su cotización.
La primera crisis del petróleo comenzó el 17 de octubre de 1973.
Fue resultado de la decisión de la Organización de Países Árabes
Exportadores de Petróleo (OAPEC, por sus siglas en inglés) de no exportar
más petróleo a los países aliados de Israel durante la guerra del Yom Kippur. Esta medida incluía principalmente a los EUA y a sus aliados de Europa Occidental. La segunda crisis del
petróleo ocurrió en 1979 debido a los efectos conjugados de la revolución iraní y de la Guerra Irán-Irak.
El término crisis
de petróleo es generalmente usado para describir altos precios y fuerte
escasez de crudo del lado de Europa y los EUA. Sin embargo, para los países
productores en vías de desarrollo, como México, el actual bajo precio sostenido
del petróleo es también una crisis de
petróleo. Esta vez, la crisis es alimentada desde Europa y los EUA.
Por simple abducción, tengo la impresión de que
existe una sincronización perfecta entre la aprobación final de la reforma
energética en México y el inicio del avance del Estado Islámico sobre vastas
zonas de Siria tomando el control de grandes campos petroleros. Ambas cosas
ocurrieron simultáneamente en el mes de agosto de 2014. A partir de ese mes
inicia la estrepitosa caída del precio internacional del petróleo, como puede
observarse en el siguiente Gráfico.
Existe abrumadora evidencia del apoyo de los EUA al Estado Islámico. Incluso cuando los EUA declaran que están apoyando rebeldes para que ataquen al Estado Islámico, parece ser que estos supuestos ataques nunca son reales y que más bien se trata del envío de refuerzos para el Estado Islámico (lo cual ha sido señalado por el propio Vladimir Putin). Véase en el Gráfico la interrupción de la recuperación del precio del petróleo de mayo de 2015, mes en que los EUA inician el apoyo a los supuestos rebeldes sirios.
Es también un dato de conocimiento público mundial el hecho de que el Estado Islámico ha tomado el control de la producción petrolera en las zonas que ocupa, contribuyendo así a inundar aún más el mercado mundial con una sobreoferta petrolera.
Así pues, tanto la apropiación de la política energética mexicana como la disposición de buena parte del crudo sirio por parte de los EUA son factores que nos ayudan a entender el porqué de esta crisis petrolera, principalmente inducida.
La trampa para la economía mexicana es perfecta y ya ha caído en ella: al desplomarse los ingresos públicos petroleros, el gobierno mexicano está teniendo que compensar recurriendo al actual dramático aumento de la deuda pública (tanto externa como, principalmente, interna).
Sólo un cambio radical de gobierno en México que construya nuevas alianzas geopolíticas podría sacarnos de esta trampa.
@SergioSaldanaZ