30 de abril de 2009

La impostergable refundación moral y política de México

En su reciente visita a CEPAL, Fernando Savater señalaba enfáticamente que mientras la moral regula las relaciones de los individuos, la política regula el funcionamiento de las instituciones, siendo una reflejo de la otra. Creo que en México ambas están en decadencia. Aquí debemos distinguir entre la moral que regula las relaciones al interior de la familia y amigos, que podemos llamar moral familiar; y la moral cívica, que regula la interacción del individuo con el resto de la sociedad. Mientras la primera se inculca en el seno familiar, la segunda es una construcción producto de, principalmente, la educación institucional, la religión, el trabajo, y –más recientemente- los medios de comunicación. En otros escritos he criticado ya el papel de la decadencia de la moral cívica; por eso en este me concentraré más en la decadencia de la moral familiar.

Como en la casi totalidad de países del globo, la moral familiar en México se encuentra en un estado indefinido. Los juicios de valor sobre los límites entre lo correcto y lo indebido, las aspiraciones justas y los abusos, el respeto, etc., se encuentran sumamente difusos. Desde mediados del siglo pasado, la crisis mundial de valores entró de súbito y ha habido poco tiempo para el ajuste.

A contracorriente de oriente, en la mayoría de las religiones de occidente se ha reducido notablemente el número de sus practicantes. Ello les ha prácticamente reducido autoridad para, entre otras cosas, dictar directrices de moral familiar. En nuestro caso, la propagación del agnosticismo occidental inició con la reforma luterana, rompiendo el monolito católico en Europa. El protestantismo modificó la forma en que los individuos se veían a sí mismos, en la forma en que se relacionaban con su familia, con el otro y con la divinidad. Dejaron de verse a sí mismos como pecadores innatos; en los países donde el protestantismo predominó, los individuos comenzaron a relacionarse con su familia de una forma menos jerárquica y se eliminó a muchos intermediarios de su relación con lo divino. Por su parte, el catolicismo conservó su esencia hasta nuestros días.

Sin embargo, actualmente el agnosticismo avanza a pasos agigantados tanto en el mundo protestante como en el católico. Los EUA, no obstante, lograron insertar sus valores fundacionales en sus instituciones. Por eso para ellos el abandono de la fe religiosa no implica necesariamente la decadencia de su Estado. En nuestro caso sí es más preocupante, porque los pocos elementos rescatables del catolicismo parecen estar perdiéndose sin haberse antes impregnado exitosamente en nuestras instituciones.



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El tránsito del milenario orden religioso a uno secular es aún muy reciente en México. Aunque inició a mediados del siglo XIX, este sólo se ha generalizado hasta, grosso modo, las últimas tres décadas. El cambio desencadenado por esta transición ha modificado hasta lo más íntimo del individuo; mientras que en el orden religioso los individuos perseguían una comunión con Dios, en el orden secular la búsqueda de una comunión ha dejado de situarse en el centro del interés individual de las mayorías. La modernidad ha ido llenando ese vacío con el materialismo consumista, en donde cuestionamientos como el fin de la vida se han pospuesto. No obstante, para muchos, ese vacío parece no llenarse del todo por esos medios. La necesidad de establecer una comunión con algo por encima de nuestra existencia está desembocando en la actual tendencia a la comunión del hombre con los demás hombres, punto de partida del posmodernismo. Ello ha llevado a la concepción de formas que, emancipadas de las religiones -como en Nietsche- o con base en la rebelión metafísica -como en Camus-, han propuesto la creación ideal de formas superiores de organización humana. Sin embargo, esos planteamientos, por lo ambicioso del grado de conciencia que del hombre común exigen, siguen incubándose en paralelo a la modernidad. Así, en sociedades en donde las relaciones humanas se han deteriorado demasiado, el hombre posmoderno tiende a angustiarse ante la imposibilidad del entendimiento con los demás, surgiendo entonces contradicciones en los códigos morales entre uno y otro. Ambos, desposeídos de una guía moral religiosa, pretenden construir cosas distintas: el hombre moderno aspira principalmente a maximizar su acceso a bienes materiales; el posmoderno a mejorar su entendimiento. Esta divergencia de actitudes dificulta el establecimiento de un código moral convergente.



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La moral familiar mexicana actual está tan relajada, que narcotraficantes, defraudadores, nepotistas y, sobretodo, nepóticos, son respetados y admirados. No existe una condena abierta al interior de sus familias, de sus parientes o de sus amigos; por el contrario, estos en su mayoría se convierten en sus aduladores, esperando que les hagan partícipes de sus ganancias aunque estas impliquen la traición, el robo y/o el asesinato. También es común ver en la sociedad mexicana –de todas las clases-, la incitación a robar por parte incluso de esposas codiciosas. Así, el incentivo para delinquir proviene de todas partes, dando al crimen incluso un origen íntimo. La demanda de trofeos materiales a toda costa para demostrar al círculo social que no se es un perdedor complementa casi simétricamente este proceso de naturalización del crimen.

La falta de oportunidades para triunfar lícitamente es lo que ha abierto cada vez más la puerta al crimen. Aunque, en lo individual, algunas de esas formas de criminalidad pueden llegar incluso a ser comprensibles, nunca deben llegar a ser justificables por un colectivo –y menos aún, perdonables -como de facto sucede actualmente en México. Aquí encontramos esas usuales contraposiciones entre intereses de individuos y familias, y el interés colectivo. Para ello están las leyes. Sin embargo, la aplicación del estado de derecho, que busca resolver esa contraposición de intereses, es demasiado laxa en este país. Leyendo la prensa mundial uno observa que si bien el crimen en sus diferentes formas tiene lugar en todos sus modos y magnitudes en prácticamente todo el planeta, en México ello además se retroalimenta de la enorme impunidad. Esa abierta impunidad no es exclusiva de México; también se observa en países como Guatemala, Haití, Nigeria, etc. En todos los casos, países estos en un proceso franco de retroceso generalizado. La falta de penalización y consecuencias ante el crimen en países como México es, entonces, la colectivización de la falta de condena familiar.



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Ahora quiero entrar al terreno de lo público, del funcionamiento de la política. Para los antiguos griegos, el ejercicio de la política era un deber que los mayores de edad debían ejercer; debían vigilar que la moral que construían día a día en sus vidas personales fuera expuesta al debate público para ir perfeccionando las instituciones. Las argumentaciones expuestas en el Ágora llegaban a ser verdaderos discursos de orgullo provocado por la rectitud personal, con aspiración a reproducirse en la vida pública. En el caso de la política mexicana ello suele ocurrir al revés; se alardea, en privado eso sí, de lo chingón que se es por brincarse a todos. Así, vileza, falta de escrúpulos, egoísmo y cerrazón son transmitidos a la vida pública; los pocos actos respetables que cada vez más rara vez se observan son apabullados por la fuerza de la inmoralidad extrema. El reto está en lograr que la gente con una moral más recta participe en la política; si ellos se abstienen, otro menos recto ocupará su lugar.

La impunidad está llevando al país a ser cada vez un lugar más inseguro. En un artículo periodístico que publiqué en El Universal el 20 de septiembre de 2008, criticaba el papel que la corrupción y la impunidad jugaron para amplificar los impactos negativos del terremoto de 1985; de haberse dado cumplimiento a los códigos de construcción, gran parte de la tragedia no hubiera tenido lugar. Nuevamente, los culpables no fueron llamados a cuentas. Si hoy tuviera lugar un terremoto con las mismas características, muy probablemente la tragedia tendría lugar incluso a escalas mayores.

El azote del narcotráfico en el país también es consecuencia de la corrupción impune a todos los niveles. El abastecimiento de armas tiene su origen en la enorme red de corrupción formada por los administradores aduanales del país durante, principalmente, la anterior administración. Ellos, en su mayoría, también son co-responsables de la actual crisis económica del país, pues al permitir el ingreso de flotas enteras de contrabando contribuyeron a la quiebra de varias industrias nacionales, aumentando el desempleo y aumentando con ello la presión sobre fuentes informales de ingresos. Creo que debería llamársele a juicio a cada uno de ellos.

Las impunidades históricas se han sistematizado y van en aumento: crímenes en el Movimiento Ferrocarrilero de 1958, en el Movimiento Estudiantil de 1968, en el Movimiento de Periodistas del 1971, Acteal, Atenco, APO, Lidia Cacho; Fraudes de banqueros al erario público como el FOBAPROA, desvío multimillonario de fondos en el Pemexgate, Violación de Paquetes Electorales en la Elección Presidencial del 2006 por parte del ejército mexicano –¡la única institución que se respetaba!-; Impunidades Comunes: Asaltos, Robos, Violaciones, Secuestros, Sobornos de Policías y Autoridades; Impunidad en el tráfico: Cruce de semáforos en rojo, No respeto de paso-cebras, etc. Mención aparte merecen los miles de contratos de obra pública que año con año se reparten entre compadres en los municipios, estados, secretarías de Estado, órganos desconcentrados y empresas paraestatales.



La realidad demanda desesperadamente la definición de una nueva nación, de un nuevo pacto al interior de y entre todas las familias para definir un mínimo común de principios morales para regular sus relaciones con base en el respeto y la honradez, para crear mecanismos permanentes de vigilancia a esos principios y para forzar la penalización tanto de los pequeños como de los grandes actos de corrupción. Aunque durante sus primeras décadas produjo grandes beneficios en todas las esferas de la vida nacional, el pacto actual nació viciado: no lo signaron los representantes legítimos de las distintas clases sociales y grupos económicos -sino los grandes ganadores de la revolución mexicana (obregonistas, callistas, cardenistas y carrancistas); las instituciones que creó, en su mayoría, son resultado de otro momento histórico -cuyos objetivos priorizaban la pacificación y la gobernabilidad. Necesitamos hacer por primera vez en nuestra historia un gran pacto que incluya a todos y un juramento entre todos para respetar y castigar estrictamente a quien lo viole. El primer gran paso consiste en la organización de la sociedad para definir el nuevo orden.

Santiago de Chile, 30 de abril de 2009

6 comentarios:

  1. Mi muy estimado Sergio, antes que nada quisiera manifestarte mis más sincesar felicitaciones por tu espacio, en el que nos dejas ver tu profunda preocupación por la sociedad en general.

    En esta ocasión tomas un elemento muy importante para la conformación de la sociedad, que ha evolucionado, alterado, manipulado y hasta corrompido de una manera brutal, ese componente tan esencial es la familia, siendo la base de el Estado-Nación mismo.

    Lamento darme cuenta de la situación, lamento no creer, me siento profundamente triste por que aún no viene lo peor. Desafortunadamente el pueblo tiene el gobierno que merece, no se toma conciencia del mundo que estamos heredando a nuestros descendientes; y sin embargo admiro tu postura ya que si quieres cambiar al mundo, pues debe de comenzar uno por cambiarse a sí mismo.

    Te envío un enorme saludo, quisiera poner más comentarios, pero sabes que trabajo en la Administración Pública y estamos vueltos locos por asuntos "contingentes".

    Atte. Lic. María del Rosario Vigueras Pliego

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  2. Si, recuerdo esta platica muy bien.
    Como bien sabes, yo prefiero no creer en algo más grande, ya sabes mis razones. Aunque no tengo la certeza de lo que habrá después de la muerte, creo que lo más importante es hacer las cosas bien ahora, pero eso es tema de la otra entrada de blog.
    No obstante mi agnosticismo, debo darte la razón completamente en cuanto a que los valores morales, para la mayoría de la población deberían provenir de la religión y/o familia.
    Creo yo, que el éxito moralizador de la religión proviene de ese sistema de consecuencias (castigos). Yo no creo en las consecuencias divinas, sin embargo debo reconocer que es un sistema, por encima de todo, real. Dejando de lado la existencia de a divinidad o no, la gente debe comprender que sus acciones tienen consecuencias.
    Creo que esa es la clave.
    La impunidad, el mal y la decadencia continuarán mientras no se tome conciencia de las consecuencias reales que, por ejemplo, actos de corrupción tienen. Tal es el caso, como tu haz mencionado, del sismo de 1985. También me arriesgaría a pensar que la situación de la epidemia, en sus consecuencias fatales, tiene un trasfondo de ignorancia y hasta de corrupción.
    Lamentablemente también creo al igual que tú, que esta epidemia no será suficiente para que la gente vea más allá de los cubrebocas y el miedo. No será suficiente para que la gente comprenda las consecuencias graves que tienen los actos de corrupción.
    No se si algún día se logre generar conciencia como tal, pero mientras tanto, al menos debemos exigir que los castigos ya existentes se apliquen, sin excepción.
    Ya sabemos como son las cosas, peor sería no hacer nada. Hay que definir el nuevo orden.

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  3. Adriana Osiris Méndez7 de mayo de 2009, 11:38

    Creeme que como ciudadana es confuso todo esto que esta sucediendo, estoy de acuerdo que es resultado de un mal manejo del gobierno que ha padecido México durante siglos, pero así como lo relacionas todo es en función de cada uno de nosotros como ciudadanos, es decir, permitir engaños, abusos constantes, impunidad, etc., pero todo esto es por que unos cuantos han tomado el poder contra la mayoría y como tu lo mencionas también a quiénes se les permite tener una migaja de ello (que se le comparta parte de esas ganancias), en fìn es un circulo vicioso y muy grande.

    Desde mi punto de vista considero que México carece de potenciales y gente de valor que enfrente todo esto, porque? bueno porque es tan sencillo como decirte que el Mexicano con que le des pa comer, se da por bien servido, ya que no le interesa que suceda más haya, tener convicciones que le permitan tener un crecimiento como persona entre otras cosas, es decir, caemos en el comfort y mientras no afectes la integridad en cada uno pos ahi la llevamos, o no?

    En conclusión se necesita que cada uno como ciudadano se haga participe de buenas acciones, y esto conlleva a tener un grupo de personas con liderazgo y pantalones para poder enfrentar todo esto, que se logre tener un gobierno imparcial, que permita tener avances en el país, minimizando gente floja, abusos, ganancias, etc. ya que sino es así, el país decaerá cada día y siempre seremos participe de unos cuantos, que hagan caer a los mexicanos en un estado de shock como en el que actualmente nos encontramos, sin saber que hacer, teniendo las herramientas disponibles pero en malas manos, con poco potencial de dar soluciones y mucho crecimiento de corrupciones, como el simple hecho del costo de un cubre bocas que esta a tan solo $8.00 hazme el favor, en fin muchas cosas por hacer, pero pocas de ganas de hacerlo con gente potencial y valor.

    Bueno Sergio, como verás mi punto de vista va un poco hacia el enojo de lo que realmente sucede, no queda más que sobrellevar un poco la situación y tratar de hacerle lo mejor posible por lo que me compete como ciudadana, así que simplemente te digo todo depende en que punto del partido te encuentras y es ahí donde se hace participe de todo esto, en fín, es cuento de nunca acabar.

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  4. MA. CARMEN ALMANZA VEGA7 de mayo de 2009, 11:42

    ME PARECE QUE LO DE LA FIEBRE PORCINA NO TIENE NOMBRE. PARA LOS HOMBRES DEL PODER, EN LO PERSONAL, ES UNA MENTIRA. ES ALGO COMO EL FAMOSO CHUPA CABRAS Y OTROS COMO LA LECHE CONTAMINADA, ETC. LO QUE TU HABLAS DE LA MORAL
    CREO QUE EN ESTE MI QUERIDO PAIS MEXICO NO TIENEN MORAL LOS PODEROSOS. LES VALE MADRE... VIAJE AL ESTADO DE TABASCO, TENIAN DOS AÑOS DE NO HACER FERIA Y APENAS ESTA REPUNTANDO ECONOMICAMENTE EL ESTADO Y DE PRONTO SE SUSPENDE. COMO? Y ASI ESTA MEXICO. CON CUBRE BOCAS. NO HAY MOVIMIENTO. PORQUE CLARO, SI ESTA ABIERTO UN RESTAURANTE TE MULTAN SI TIENES CLIENTES. A DONDE PIENSAN LLEVAR . ESTOS... EL PAIS. NO SE VE GENTE NI CON GRIPE. HE HABLADO CON MUCHOS AMIGOS. Y NO HAY NADA, SOLO PANICO. ¡NO HAY MORAL, NO HAY VALORES! !DEBEN ESTARSE CARCAJEANDO ¡¡¡¡ COMO PARALIZAN UN PAIS. QUE NUESTRA SOCIEDAD MEXICANA ES
    DEMASIADO NOBLE. ME INDIGNA COMO SE RIEN DE NUEStRA GENTE. NO ES JUSTO.
    OJALA QUE A ESTOS HOMBRES VERDADERAMENTE LES DIERA UNA FIEBRE PORCINA Y MUERAN LOS QUE INVENTARON ESTA FARSA.
    CON AFECTO.

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  5. Román de la Cruz Córdova11 de mayo de 2009, 16:13

    Hace mucho que no intento este tipo de reflexiones, pero a raíz de tu comentario, y no sin haber leído a fondo tú trabajo, de pronto me han llegado las ideas que a continuación trataré de exponerte.

    Más que de moral me gustaría hablar, de la gran falta de ética, a la hora de actuar y conducirse de las sociedades y los pueblos. México hace un buen rato que tocó fondo, con respecto a sus acciones, y el por qué actúa de una forma y no de otra.

    Indudablemente, que negada la división y concepción de los mundos (primero, segundo y tercer mundo que más bien parecen mundos de quinta) todas las baterías se enfilaron contra el Estado nacional. Con ello se implantó, en el orbe las doctrinas neoliberales, y a su vez el 10% en las propinas, dando fin con ello, a la actitud de liberalidad, ésta sí, con ciertos valores.

    Los valores neoliberales mi querido Doctor, y esto los economistas lo saben mejor, nunca se han circunscrito a otra cosa que no sea la capacidad para producir, para crear y generar el único parámetro que al parecer resulta, una de las características de la globalidad: el valor monetario, salvo que haya otro que yo desconozca. Con esto, todo valor tiende a carecer de moralidad y eticidad. Es ésta última la que provee a la moral de esos valores, pero hoy esas categorías están negadas, al parecer en todos los ámbitos.

    De ahí que en la mayoría de nuestros países, las atrocidades más aberrantes pululen como cotidianidad, y las nuevas generaciones, que no reconocen otra moralidad que las carencias y el cómo se solucionan de forma inmediata no duden, por que no hay valores, en corromperse y corromper.

    Y quién tiene la calidad moral para decir que esto o aquello es correcto, bueno o malo (en un plano moralino). Esto fue lo que llevó a Savater a escribir su Ética para Amador, y propiciar con ello, que desde las aulas se enseñara a los niños estos valores. Menuda tarea.

    ¿El estado mexicano (con minúscula, como debiera ser) tiene calidad moral para hacerlo? Mi respuesta es no. No, porque proviene de un entramado carente de crédito. Los partidos políticos, nadie cree en ellos a no ser sus beneficiarios (puro negocito de familia) y menos en la política.

    Los seudo políticos ($$$) se han encargado de denigrar el único mecanismo con el que contamos para dirimir las más enconadas diferencias. Si se ostenta y presenta como político, ya nadie le cree (a ti Sergio, esa falacia no te ha alcanzado, por eso hablas de una refundación y estoy contigo)

    Hoy podemos verlo de manera muy cruda. La 61 legislatura (no ha nacido) y ya trae el sello del nepotismo, el compadrazgo y el amiguismo, valor hoy muy devaluado. Qué difícil es ser amigo. La sociedad mexicana no tiene representación ciudadana, el congreso entrante, no proviene, ni representa al pueblo de México.

    Y pensar que todos serán electos, no precisamente con los ideales de democracia que tú y yo anhelamos. Esta es una democracia amañada, que nos condena a la tiranía de la mayoría, pero que hoy yace en manos de una oligarquía financiera, que con el poder del dinero como medio de subordinación política, ha aprendido a reciclarse y hasta crean sus propios organismos de legitimidad.



    Lo anterior sin dejar de pensar que la democracia, como forma de gobierno según los estudiosos, es la más mala de las formas buenas, pero también y en su momento resulta la menos mala de las formas malas. Por mi parte, no creo mucho en ella y menos en la democracia en la que se escudan los neoliberales y oligarcas financieros de nuestro país.

    Por lo que hace a los medios, son una verdadera calamidad. Si la educación en este país tiene un poderoso enemigo esas son: las dos televisoras que deforman y pretenden formar a su antojo la ciudadanía, para un ámbito de consumismo. No parece que en el corto plazo alguien les ponga un hasta aquí. Ellos son la neta, hoy crean imágenes y mañana las destruyen, echando mano de la denostación más ruin si es necesario. Que lamentable, que los medios hayan adquirido tanto poder.

    Es cierto: vivimos en una sociedad carente de valores, cargada de violencia, las más de las veces, ejercida por los medios y bien emulada por la delincuencia. La familia y la escuela nada tienen que hacer ahí, porque mientras éstas buscan, desesperadamente formar, los medios sin control buscan deformar.

    La prueba más fehaciente la acabamos de vivir. Crearon en conjunción con la oligarquía financiera, que hoy gobierna: una epidemia sólo para detonar al final que “Hoy, México a entrado en recesión”-dicho por el Secretario de Hacienda. Siempre supe Doctor, que detrás de esto, sin podérmelo explicar había un trasfondo de perversidad económica. Y si de creer se trata: creo que así es. Me gustaría que me lo explicaras.

    Y es que por más que se hablara de una “crisis económica” nadie la veía por ninguna parte. Hoy después de esa declaración ya comienza a sentirse. Creo que todo estuvo muy bien armado, tanto que los chinos, cubanos, argentinos y peruanos donde nos ven quieren patearnos.

    Dato curioso: Cada año mueren en México 10 mil personas por neumonía (influenza), algunos dicen que doce mil pero agrega Pablo Hiriart, en una de las pocas notas serias del asunto: “no se ha estado haciendo la diferenciación entre los muertos por neumonía, que son diez mil al año, y los fallecimientos por la influenza porcina, que no pasan de 30” (universal 1º de mayo). Sin embargo los certificados no dicen que mueren de influenza, sino de neumonía.

    Hay muchas versiones, pero para mi esto tiene un trasfondo económico. Por otro lado, el peso de los términos manejado por los medios es determinante: influenza (gripe), epidemia, pandemia, etc., todo para que tengamos sólo 30 muertos (en un país de 150 millones), números más, números menos pero treinta muertitos.

    En fin, aquí entra en juego otra epidemia que ésta sí lo es y muy severa: la credibilidad, sólo los beneficiados le creen al estado mexicano, y a veces creo que ni esos. Esa sí es una verdadera pandemia, que cunde por lo menos a nivel Latinoamérica, aparejada a la pobreza, que ahora sí se verá agudizada en nuestro país.

    ¿Cómo moralizar una nación que desde sus orígenes fue poblada por conquistadores? A todo lo largo del siglo XVII la figura del conquistador se alza y consolida como imagen, por sí solo. Ellos inventaron el “quietismo”, el nada se mueve si yo no lo indico, pero en su mayoría eran delincuentes. ¿Cómo plantearse una refundación de eso?

    Es muy curioso pero Europa nos heredó la corrupción, la impunidad y una que otra enfermedad, no sólo sus dioses, también toda la contradicción religiosa de su época: por un lado llega el catolicismo ibérico para el Sur, y por el Norte el protestantismo.

    Ha sido una dicotomía en paralelo, menuda diferencia: mientras a nosotros nos conquistaban y vencían con todo nuestro pasado, unos cuantos pájaros de cuenta; a los trashumantes del norte los sometían y relegaban, colonos bien definidos como puritanos.

    Inglaterra envió colonos, con un altísimo concepto del trabajo “nada se resiste al trabajo constante” dicen los americanos del Septentrión; España todo lo más despreciable: Hernán Cortés quema sus naves en Veracruz, donde funda el primer municipio, y estuvo a punto de perecer traicionado por su tripulación.

    No te parece curioso mi querido Dr., que hoy un español como Savater venga y nos dé clases de moral, no te parece eso muy borgeano?

    Estoy de acuerdo contigo: dan ganas de provocar un renacimiento en este país, hacerlo mejor, más habitable, más humano: un país de valores pero no como los que nos quieren vender en los comerciales “¡tienes el valor o te vale!”

    Un país en donde hay partidos que dicen “la política es un asco” y viven de ella. Dónde está el asco? cuando escucho esto me avergüenzo de la pobreza cultural en materia política, y ese instituto político seguro, tendrá un lugar en la próxima legislatura, no obstante que es un negocio de familia.

    Creo que para devolver el poder al pueblo hay que empezar por devolver el Congreso a sus legítimos representantes, diputados y senadores del pueblo y no producto del nepotismo o arreglos familiares. Sólo entonces nos acercaremos un poco a esa democracia en la que tú crees y a la cual me sumo.

    Sí hay una gran crisis de valores, y ésta es más acendrada cuando vemos que el hombre más rico del mundo lo tenemos en México (Slim Center) y el segundo (Mister Chapo) también y mientras ellos están en la cúspide existen grandes grupos sociales que carecen de lo indispensable, que se defienden como pueden, en una guerra constante y que no se ve por cotidiana.

    Sí hay delincuencia, porque a mayor pobreza mayor ilegalidad. Lo que no quiere decir que la justifique. Lo que sucede es que de repente el estado, devino en pequeño a la sociedad mexicana por eso hay tanto vendedor ambulante, que no paga impuestos… y el estado vive de eso, “es la sangre del estado”.

    Es al amparo de ese mercado ambulante que ha crecido la impunidad y la delincuencia aparejada al desempleo, la prostitución, el narco, y los sueldos precarios que cada vez compran menos.

    Claro: ante tanta pobreza, quién actúa con moralidad o reflexiona sus actos hasta alcanzar una conducta con características éticas? Al contrario, éstas devienen en un estorbo y como los seudo políticos (dicen) gobiernan un pueblo sin ley, ellos tampoco la practican, es más creo que ni las conocen.

    Otro gran problema que no hemos cuidado es el crecimiento poblacional, no veo por dónde procurarnos un mejor país. No es verdad que cambiando uno, cambia el país. Eso no es cierto, por uno que cambia hay cientos que nisiquiera lo intentan. Es lamentable esta expresión, pero tampoco es cierta, que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Esos son dichos vulgares que sólo denotan: “pura guitarra criolla”.

    Con esas dos ideas bien podemos pudrirnos y nada cambia. Nosotros elegimos a nuestros representantes a través del voto y es bien lícito, pero nuestros representantes sólo son el reflejo de nuestro ser, nuestros vicios, desconocimientos e incapacidades. ¿No será que su mediocridad como servidores públicos, ya en el poder, son la resultante extensión de la nuestra?- Perdón: pero a veces me pongo un poco insolente.

    Ellos son el resultado de nuestra propia impotencia, de nuestros miedos, desconocimiento y pobreza cultural en materia política. Nadie más los lleva al poder que nosotros. Votamos por ellos, porque no hay más. O porque nos gusta lo gregario y amamos la paz, así resulte ésta al final “la paz de los sepulcros”.

    Los políticos que criticamos no tienen ninguna culpa de ocupar los cargos que debieran ser para verdaderos servidores públicos. Ya los veremos ocupar su curul, ahora en la 61 legislatura, llevados y elegidos por nosotros, los ciudadanos mexicanos que bien parece que estamos muy a gusto con eso.

    Despreciamos pero a la vez apreciamos el nepotismo… y la política mercenaria, la del mejor postor. Se dice y no lo dudo, que se cotizaban las regidurías a 120 mil pesos en mi municipio. Quién da más? Vivimos y hemos contribuido a construir un país de impunidades y gravísimas carencias morales. Aquí bien podemos decir: “la moral es un árbol que da moras”.

    Todo tiene un costo, y aquí el único valor que parece haber es el monetario. Lamentablemente para mí, que nunca ha sido mi rasero.

    Afectuosamente,

    RomándelaCruzCórdova
    Latinoamericanista

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  6. Román,
    Respecto de la fiebre porcina, no puedo publicar todavía mi opinión.

    Respecto de Savater, así es, parece contradictorio que alguien nacido en el país de donde vino nuestra conquista nos aliente a reconstruir nuestra moral. Sin embargo, España no es monolítica. De allá también vinieron Francisco Javier Mina, Buñuel y demás libres pensadores que nos han ayudado a ser nosotros mismos. Además, Savater, como vasco que es, es un enemigo de las dictaduras y los sometimientos.

    En eso de que "cada pueblo tiene el gobierno que se merece", por ser una frase tan trillada ha ido perdiendo su significado entre nosotros. Sin embargo, se sigue ajustando a la realidad: no es que seamos malos y que por eso nos merezcamos lo peor; sino que mientras no seamos capaces de construir algo mejor, si seguiremos hundidos en esto y, muy probablemente, en cosas peores por venir.

    Los pocos que estamos convencidos de la necesidad de la refundación debemos organizarnos para llevarla a cabo.

    No basta con refunfuñar. Eso es precisamente de lo que el país está inundado: de simples reclamos que se pierden en un enojo pasajero en un café con los amigos. Con simples rabietas nuestras mayorías creen superar lo que está mal en el país; creen ser mejores por mentarle la madre al gobierno o a cualquier ente con un mínimo de autoridad. Esas actitudes refunfuñonas y pasivas, sin embargo, son lo que los mantienen en calidad de ciudadanos de tercera, estériles y pueriles.

    Lo primero que debemos hacer entonces es ponernos de acuerdo en el tipo de país que queremos. Te propongo que antes de fin de este año 2009 estructuremos nuestro proyecto de país. Dejemos abierta la puerta a quienes quieran sumarse al esfuerzo.

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