3 de mayo de 2010

Elementos para un proyecto de nación en Haití (2a Parte): Prospectiva

Lo que hoy observamos en Haití es la manifestación de una exclusión irresuelta. En el largo plazo esa exclusión se superará con una cruzada educativa intensa que inicie hoy y que eleve la cualificación de las mayorías para generar y sostener una planta productiva propia. Para que ella tenga lugar, las condiciones de mediano plazo son la gobernabilidad y estabilización social y política del país. En el corto plazo, la condición es el desarme inmediato de grupos de la población civil.

Para esos tres plazos es condición el contar con un proyecto de nación que defina un nuevo orden, pues los actores nacionales difícilmente accederán a embarcarse en un proceso –en cualquiera de los plazos descritos- del cual desconocen su destino y pasos con precisión. Aún cuando la definición de dicho proyecto de nación obviamente es del interés de y corresponde a los propios haitianos, la comunidad internacional tiene un interés por garantizar una resolución de fondo y duradera de la conflictiva de este país más allá de la emergencia que el terremoto del 12 de enero de 2010 desató. Por ello es oportuno proveer una propuesta de proyecto de nación para eventualmente ser discutido al interior de la sociedad haitiana.

La primera cuestión a la que se enfrenta el diseño de un proyecto de nación consiste en cómo garantizar que los distintos actores de la vida nacional se comprometan a respetarlo y, más aún, a impulsarlo. Ello se garantiza por medio del consenso incluyente de los principales actores de la vida nacional una vez realizado el desarme del país y que el uso de la fuerza sea monopolizado por un Estado inicial. Con la deposición de las armas se posibilita que las demandas sociales y opiniones pacíficas tengan un peso que compita con el de los otrora grupos armados. Para iniciar el diálogo los participantes deben tener certidumbre acerca del cumplimiento de los acuerdos. Esto demanda la implementación de un sistema eficaz de impartición y procuración de justicia previamente al inicio del diálogo de diseño de proyecto de país.

Equidad en el diálogo

John Rawls (1999) propone la permanente reconstrucción de la justicia con base en un acuerdo de respeto sin excepciones a derechos individuales. Reconoce la validez del contrato social rousseauniano, pero sólo en tanto que este parta del “estado natural” de la sociedad. Dicho “estado natural” consiste en un conjunto de circunstancias bajo las cuales los integrantes de la sociedad hacen un acuerdo de igualdad sin saber su papel concreto a jugar dentro de esta. Se trata de una especie de acuerdo justo a ciegas, en el cual no saben qué posición ocuparán en el tablero una vez iniciado el juego. Esa condición de estado natural sirve para cerrar las puertas a la posibilidad de que una autoridad o un sector de la sociedad permitan a algún miembro de esta violar el acuerdo sólo por simpatizar ideológicamente con el infractor –o simplemente porque su moral individual no lo juzgue como malo.

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