1 de junio de 2015

LA ACEPTACIÓN DE LA VERDAD

La verdad, como la libertad, no la aceptan todos. Revelar una farsa genera dos resistencias: la del inocente y la del culpable. Es como revelar que Santa Claus no existe: hay niños que se enfadan negándolo mientras que si se hiciera público los empresarios navideños no estarían tan contentos. Lo mismo pasa con la farsa democrática. A veces creo que muchos no están preparados para conocer la verdad. Hay quienes la niegan sólo por el rubor que les produce internamente el reconocer que han adorado un ídolo de barro. Antes que reconocer que se han equivocado, prefieren defender la farsa, la mentira, la creencia. Tenemos que madurar como sociedad. La búsqueda -y aceptación- de la verdad es parte del proceso de maduración social. En esa búsqueda podemos equivocarnos, pero nunca permitirnos dejar de buscarla.


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