Cuando fue la matanza de Tlatelolco, Jacobo se limitó a reportar "hoy hizo un día soleado en la Ciudad de México". Implacable defensor del sionismo y de la cruzada de los EUA en Medio Oriente. Encubridor de múltiples fraudes electorales, inquisidor de los opositores al PRI y de quien señalara un crimen de Estado o investigara la sistemática desaparición de críticos del sistema durante los peores años de la guerra sucia.
Se actúa en su momento, lo imperdonable no tiene redención (y aquí me detengo a reflexionar sobre Manuel Barttlet). El "criticismo" de Jacobo (posterior a que no prosperó su chantaje a los Azcárraga) no era genuino, era simple resentimiento. Talvez ni buscaba redención, sólo desquite.
Además, Jacobo era un "apasionado de los toros". Por donde se le vea, es difícil encontrarle algo bueno a este hombre; fue nocivo por donde se le quiera ver. Él ya se fue, pero aún quedan muchos como él. Creo que Jacobo no merece el perdón en el mundo de los hombres, que Dios lo perdone y QEPD.
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