El pasado 10 de junio inició la discusión de la legislación secundaria en materia energética en Comisiones Unidas de Energía y Estudios Legislativos del Senado de la República. Aún cuando se debió aprovechar desde ese primer día para analizar esta reforma energética, la discusión se ha empantanado: PRI y PAN sigue luchando por reducir al mínimo la duración del debate, mientras que el PRD insiste en mantener un debate con mayores tiempos para la argumentación y con transmisión en televisión abierta en cadena nacional. Sin embargo, la propuesta de PRD no prospera aún, ya que PRI y PAN han formado un bloque que sistemáticamente vota todo en la dirección de avanzar en la aprobación de esta legislación sin discutir y sin modificarle ni una coma a las iniciativas del Presidente Peña.
Si PRI y PAN siguen cerrándose a discutir
esta legislación energética, el Senado dejará de ser un Senado y pasará a ser –ante
los ojos del Pueblo de México y del mundo entero-, una oficina donde la mayoría
son unos simples empleados del Presidente de la República; o peor aún,
parecerían unos muy malos empleados del Presidente de la República, pues son
incapaces de entender y defender hasta la propia propuesta del jefe.
Suele criticarse mucho al ex-dictador
chileno Augusto Pinochet, entre otras cosas, por sus medidas neoliberales en
Chile pero, ni aún ante la insistencia de muchos de sus ministros durante los
años ochenta, ni él privatizó CODELCO, la empresa paraestatal de extracción y
comercialización del cobre, el equivalente de PEMEX para los chilenos. Y acá en
México, que se supone es una democracia, acá no sólo el Presidente de la
República sino también una mayoría de Senadores pretenden la privatización de facto de PEMEX sin siquiera permitir
el debido debate.
De continuar este mayoriteo en materia energética sin siquiera
permitir la exposición de argumentos, el Senado Mexicano mandará una señal más
a la ciudadanía de que ha renunciado a representar a la mayoría de los
mexicanos y con ello el Senado habrá perdido su razón de ser.
El hecho de que la mayoría que forman
PRI y PAN en este cuerpo legislativo se niegue a debatir ampliamente la
legislación secundaria energética y que en lugar de permitir el flujo de
argumentos, entendimientos y convencimientos, opten por obedecerle ciegamente
al Presidente de la República y no al Pueblo de México, a quien –legítimamente
o no- representan en esa tribuna; ese hecho tira abajo el sistema de
representatividad de esta República.
Si permitimos esto ¿qué sigue? ¿Que
como disponen de mayoría, en una de estas les ordene el Presidente de la República
disolver el congreso para instaurar una dictadura y como PRI y PAN son mayoría
levantarán la mano para terminar con lo que aún nos queda de República?
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